viernes, 20 de junio de 2008

MILAGROSO PODER


Iglesia, hoy deseo compartir con todos ustedes el poder sobrenatural que posee la Biblia.
La Biblia es la palabra de Dios omnipotente y esto la distingue de cualquier otro libro, su poder emana de su mensaje y cuando este se pone en contacto con aquellos que han de recibirlo, su efecto es por demás asombroso.

Isa 55:10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
Isa 55:11 así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

La verdad sagrada produce un cambio espiritual en la mente del hombre que ni la lluvia ni la nieve pueden producir en la tierra. No volverá al Señor sin producir efectos importantes.

La sagrada escritura es la expresión de la voluntad de Dios y por ella sabemos cuando le obedecemos o desobedecemos. Así como un espejo nos revela cómo es verdaderamente nuestro rostro, así también la Biblia nos revela cómo somos realmente y hace que nos acerquemos a Dios para implorar su perdón y obedecerle.

Santiago 1:23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

La palabra de verdad debe ser cuidadosamente escuchada con atención, y expondrá ante nosotros la corrupción de nuestra naturaleza, los desórdenes de nuestros corazones y de nuestra vida; nos dirá claramente lo que somos.

Fíjense atentamente que la palabra de Dios predicada fue la que compungió a los oyentes del apóstol Pedro el día de Pentecostés.

Hechos 2:37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?

Fue la palabra la que cautivó la atención de los samaritanos y los convenció de desechar a Simón (el que se dedicaba a las artes mágicas engañando a muchos) y aceptar a Jesús.

Hechos 8:6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
Hechos 8:12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
Hechos 8:13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.

Fue también la palabra la que persuadió a los judíos y prosélitos de Berea y los hizo creer en Cristo.

Hechos 17:11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Hechos 17:12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres.

Yo les digo, que ningún libro producido por el hombre tiene vida en sí mismo; mucho menos puede impartirla. Lejos de ello, algunos son como veneno mortal. Y si los libros escritos por los más consagrados siervos de Dios parecen tener vida, es ni más ni menos por la palabra de Dios que los impregna.

No se confundan, la Biblia como palabra del Dios viviente, sí tiene vida en sí misma.

Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Y atención, no solo tiene vida sino que como simiente incorruptible, que vive y permanece para siempre, imparte nueva vida a los que la reciben.

1Pedro 1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

Además:

Santiago 1:18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

El apóstol Pablo afirma que el evangelio es “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” y que la palabra de Dios tiene la virtud inherente de despertar en los que la oyen la fe necesaria para ser salvos, y por consiguiente, recibir la nueva vida.

Romanos 1:16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.

1Corintios 4:15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.

Es conveniente que recordemos lo que Jesús nos dijo:

Juan 5:24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

Cabe destacar hermanos que los grandes despertamientos espirituales y genuinos que hubo en el pueblo israelita fueron, sin excepción, el resultado de un nuevo encuentro con las Sagradas Escrituras. Así ocurrió en los días de Josías con el libro de la ley hallado en el templo y al regreso de la cautividad con la lectura pública de las Escrituras.

2Cronicas 34:15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán.
2 Crónicas 34:18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me dio un libro. Y leyó Safán en él delante del rey.
2 Crónicas 34:19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos;
2 Crónicas 34:30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén, y los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

Nehemias 8:1 y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

Nehemias 9:3 Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.

Amados, no olvidemos ni por un momento que tampoco estuvo ausente la Biblia de los grandes movimientos reformadores que sacudieron la iglesia a través de los siglos, puede decirse que en realidad fue la causa de ellos.

Consideremos por ejemplo, a Martín Lutero en Alemania, a Juan Calvino y Ulrico Zwingli en Suiza y a Juan Knox en Escocia. En todos ellos, así como en sus respectivos países, la Escritura ejerció una profunda y poderosa influencia transformadora.

Prosiguiendo con la línea, un ejemplo de este poder vivificador de la Biblia lo encontramos en la conversión de Martín Lutero. Por años luchó inútilmente por liberarse de la abrumadora carga de sus pecados. Pero un día una sola frase de la Escritura cambió el curso de su vida y trajo paz a su atormentado corazón: “El justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17)

Pero muchos más pueden dar testimonio de haber sido librados de una vida corrupta, viciosa y criminal tan sólo por el poder vivificante que hallaron en el mensaje de las Escrituras, poder que los transformó en hombres dignos y ejemplares.

2Co 5:17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Amados en Cristo, la Biblia no solamente imparte vida espiritual, sino que también la sustenta. Jesús dijo:

Mateo 4:4 Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

Por ello es que todos nosotros debemos acudir a ella, con la misma frecuencia con que alimentamos nuestros cuerpos, para recibir la instrucción necesaria, fortaleza y consuelo, esto es queridos hermanos para crecer espiritualmente y dejar de ser niños fluctuantes.

¿Qué otro libro en este mundo hediondo posee tal virtud? ¿Cuántas veces podríamos leerlo sin hastiarnos? Podemos leer la Biblia una y otra vez y siempre nos revelará una nueva faceta de la verdad. Miles de libros y revistas se han escrito sobre ella y aún no se ha dicho la última palabra. Ciertamente es un tesoro sin igual, del que podemos sacar:

Mateo 13:52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

Ah queridos hermanos, es verdaderamente un pozo insondable que jamás se secará por mucho que acudamos a él para saciar la sed de nuestras almas.

Muchos me preguntan:
¿Pastor, como puedo ser libre de mi pecado?

¿Cómo podemos vivir libres del poder del pecado, cuyas desastrosas consecuencias todos podemos presenciar?

La solución a este problema no menor la tenemos una vez más en este libro por demás maravilloso. Cuando nos apropiamos de sus palabras, que son verdad, ellas nos santifican.

Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
Juan 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Juan 15:3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.

Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Amados el salmista declara:

Salmo 119:11 En mi corazón he guardado tus dichos,
Para no pecar contra ti.

Y su experiencia ha sido también la de millones que han podido vivir vidas puras en medio de un ambiente pecaminoso, han llegado a ser trofeos de la gracia de Dios o “cartas de Cristo” en las que los hombres pueden leer la palabra de Dios que mora en ellos.

2Corintios 3:2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;
2Corintios 3:3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Para finalizar amada iglesia de Cristo, no olvidemos ni por un instante que un enemigo poderoso y verdaderamente terrible asecha, Satanás, y todo creyente tiene en la Escritura un arma sumamente eficaz para enfrentar a él y a sus huestes.

Efesios 6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

Con ella Jesús lo hizo huir de su presencia.

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,
Y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían. (Mateo 4: 1-11)

En su primer libro, la Biblia predice la derrota inicial de Satanás y el último libro anuncia su derrota final.

Génesis 3:15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Apocalipsis 20:10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

Amado Creyente, la Biblia te enseña que en vez de temerle debes resistirle y que huirá de ti.

Santiago 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Y entonces no es de extrañar que el diablo aborrezca tanto la Biblia y procure por todos los medios invalidar su poder, ya sea persiguiéndola, tergiversándola o desacreditándola.

Amados no olvidemos la exhortación del apóstol Pablo:

2Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.


Dios te bendiga.
Sergio Calero
Pastor