sábado, 20 de diciembre de 2008

SOLA SCRIPTURA

Lutero clavando las 95 tesis

En innumerables casos la historia vuelve a repetirse.
Ezequiel profetizó contra los pastores de Israel por causa de su falsa Doctrina y la corrupción de sus vidas.

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?
Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.
No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
por tanto, OH pastores, oíd palabra de Jehová.
Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. (Ezequiel 34:1-10)

Lo mismo ocurre en tiempos de Malaquías posteriormente de la restauración.
Jesús, el Hijo de Dios, vino y enfrentó una situación similar cuando echo a los cambistas y vendedores del templo.

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.
Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;
y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mí Padre casa de mercado. (Juan 2:13-16)

El egoísmo y la avaricia llevaron a los religiosos de su día confeccionar un sistema que les dio enormes ganancias claro ¡Todo en el nombre de la religión y de la Santidad! Pero Jesús dijo:

Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Lucas 19:46)

El inconveniente fue que los religiosos, sentados en la cátedra de Moisés, se habían independizado completamente de Dios, declarando costumbres e interpretaciones humanas como doctrina de Dios.
A la vez eso llevo a una corrupción de vida. Como consecuencia las multitudes fueron desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. (Mateo 9:36)

Si damos una mirada a la iglesia medieval encontramos el mismo mal. Con el correr de los años se había corrompido la doctrina.

Para interpretar la Biblia fue imprescindible depender de la iglesia, que a su vez apelo a la tradición apostólica, los libros apócrifos y los concilios.
Para colmo de males solamente se permitió la versión latina, la Vulgata de San Jerónimo.

Tampoco ayudo el método hermenéutico empleado, que consistía en encontrar en cada pasaje bíblico un significado literal, espiritual, simbólico, moral o místico.
Por lo tanto el significado verdadero de las Escrituras fue escondido bajo varias capas de tradición, interpretación y autoridad extra-bíblica.

Consecuentemente la salvación no fue un acto soberano de Dios, sino que estaba en las manos de la iglesia. No solamente fue corrompida la doctrina, sino la vida misma de los mismos ministros. Avaricia e inmoralidad estaban al orden del día.

En la experiencia de los reformadores confluyeron dos cosas importantes. El deseo de leer las Escrituras y el estudio del Nuevo Testamento en griego, en la edición editada pro Erasmo.

Traducciones erróneas de la Vulgata, como “Hacer penitencia” en vez de “arrepentirse” quedaron al descubierto.
La iluminación intelectual fue seguida por la revelación de la gloria de Cristo como único Salvador. Su insistencia sobre “Sola Scriptura” llevo la reforma a elaborar:
La doctrina de la Claridad (perspicuidad) de las Escrituras, aunque reconociendo que no toda la escritura es fácil de comprender, y no toda es de igual utilidad, reconocieron que Dios ha hablado al hombre en una forma entendible.

La doctrina del Espíritu Santo, que posibilita la interpretación privada de la palabra de Dios, sin depender de la iglesia. La regla de fe, cada texto debe ser interpretado de acuerdo con la doctrina revelada en el resto de la gloriosa Palabra de Dios.

Debemos preguntarnos:
¿Cuál es la situación en la iglesia contemporánea?

Cuando la iglesia emplea drama y danza, música folclore y rock “cristiano” para evangelizar ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.
Cuando no se leen las Escrituras en sus cultos ni se aprende textos y pasajes de memoria, a perdido confianza en la “Sola Scriptura”.

Cuando no aplica la disciplina correctiva con la Biblia en mano y el corazón lleno de amor inundado por el Espíritu Santo, ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.

Cuando las reuniones de sus líderes parecen más una junta de una empresa que un grupo de hombres que se guían por principios bíblicos, ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.

AH, que pena si sumamos lo que hoy podría llamarse “analfabetismo bíblico” no es casual que la iglesia ha sido debilitada por innumerables y enormes escándalos.

Cuando Jesús echo los comerciantes del templo lleno el vacio con la pura palabra de Dios. Ocupo su última semana de vida en predicar. Luego de su resurrección ocupo su tiempo en enseñar a los apóstoles.

La iglesia de Jesucristo nació con un sermón, y los primeros misioneros emplearon toda clase de comunicación verbal par difundir la buenas nuevas.
Ellos, si, creyeron en “Sola Scriptura”.

Los reformadores solamente volvieron a afirmar un principio bíblico que siglos fue ignorado por la iglesia. Hoy creo necesario volver a afirmar el mismo principio.
El apóstol Pablo diría a cada uno de nosotros:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (2 Timoteo 4:1,2)

Dios te bendiga.
Sergio Calero
Pastor

martes, 2 de diciembre de 2008

EL EVANGELIO DE LA CRUZ


Jesús le declaraba a Pedro: “Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame,…” (Mateo 16:24).


Pertenecer a la iglesia de Cristo significa más que simplemente creer en él. Muchos cristianos creen en él como el salvador de sus almas y no niegan su obra redentora pero a pesar de ello se alejan y se olvidan del Señorío de Cristo en sus vidas.


Con claridad debo decir que pertenecer a la iglesia de Jesucristo es el compromiso que debemos tener a seguirle; y eso conlleva una vida de negación propia y tomar una cruz.


“y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.” (Mateo 10:38).


Si tu perteneces a la iglesia de Jesús con seguridad su cruz te seguirá, por el solo hecho de tener hambre y sed del que resucitó de entre los muertos, Cristo, la gente te va a clavar en la cruz del ridículo, a una cruz de indiferencia, muchos se alejarán de ti horrorizados.


La iglesia de Cristo nunca fue aceptada por el mundo; y nunca lo será. Si vives para Jesús, no tendrás que separarte de la compañía de los demás; ellos lo harán por ti. Todo lo que tienes que hacer es vivir para él. De repente te encontraras censurado, rechazado, te llamaran malo:


Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. (Lucas 6:22)


Sin embargo, Jesús declara que es el camino que lleva al verdadero bienestar.


“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25).


Cristo nos llama a rendir nuestras vidas, entonces las necesidades verdaderas serán satisfechas. Las palabras de Jesús son claras: nuestras necesidades son satisfechas al morir al yo y tomar su cruz.


Sencillamente, entramos a la salvación a través de una confesión abierta de arrepiento. Jesús declara:


“porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Mateo 9:13).
Y él dice, a través del arrepentimiento es como somos sanados y restaurados:


“Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:31-32).


Primeramente, “Jesús fue… predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!» (Marcos 1:14-15).


¿Cuál fue el primer mensaje de Jesús? Él predicó arrepentimiento.


Para algunos cristianos, esto puede sonar como un lenguaje duro. Ellos pueden responder, “Bueno, ¿pero con que intensidad predicó Jesús el arrepentimiento?” Lucas contesta eso en su evangelio. Jesús les dijo a sus oidores, “… si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” (Lucas 13:5).


Se me predicó el evangelio de Jesucristo a la edad de veintiún años, llevaba por cierto una vida completamente desordenada, y vivía las consecuencias de ello, necesitaba oír que era un pecador y la necesidad que tenía de arrepentirme de todos mis pecados, Dios produjo en mi un corazón arrepentido para salvación.


Pedro le dijo a la multitud reunida en Pentecostés, “Jesús Nazareno,… prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándolo.” (Hechos 2:22-23).


Cuando la gente escucho esto, cayeron bajo una gran convicción. La Palabra predicada inquietó sus corazones, porque el Espíritu Santo había llegado en todo su poder. Y según Jesús, esa es precisamente la obra del Espíritu Santo. Él dijo que el Espíritu Santo viene a “convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.” (Juan 16:8).


La multitud estaba tan conmovida que no podía moverse. De repente, ante ellos estaban los asuntos mismos de la vida y la muerte. Así que clamaron a Pedro, preguntándole que debían hacer. Él contestó:


“Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados,… Sed salvos de esta perversa generación. (Hechos 2:38, 40).


El arrepentimiento es el centro del mensaje de Jesús. Si no hay convicción en el mensaje, ninguna verdad acerca del pecado y culpa, ningún remordimiento del corazón, entonces sencillamente el Espíritu Santo no está allí. Sencillamente, el no está presente en el mensaje.
Pedro no estaba interesado en ofender al gentío en Pentecostés. Su único propósito era mostrarles la verdad. Y cuando el Espíritu Santo revela la verdad, convence.


Según Jesús, nadie puede ser libertado del pecado, nadie es confrontado con la verdad, sin la presencia y el poder convencedor del Espíritu Santo.


“Vino a su tierra y les enseñaba en la sinagoga de ellos,… Y se escandalizaban de él.” (Mateo 13:54, 57).

Hasta el circulo mas cercano a Jesús fueron a el diciendo que su mensaje era ofensivo: “¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?” (Mateo 15:12). En esta escena, no era la gente que estaba ofendida, eran los líderes religiosos. Aparentemente, la multitud recibió lo que Jesús dijo; pero los religiosos estaban airados.


Si nosotros pertenecemos a la iglesia de Cristo, vamos a escuchar mensajes fuertes y convincentes que ofenderán nuestra carne. Si tú estas en la iglesia de Jesús, entonces mensajes duros saldrán del Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque el Espíritu gime dentro de nosotros contra todo lo que pensamos, decimos o hacemos que proviene de la carne. Jesús dice:


“… porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.” (Mateo 15:9).


Sin embargo, la señal de cada verdadero seguidor de Jesús es que se rinde a cada palabra de Cristo. A este siervo le gusta ser exhortado por lo que produce en su corazón. Él ve el cambio que trae y él sabe que es vida para él.


En lo más profundo, esa es también la razón por la cual el pecador viene a la casa de Dios. No es tan solo para ser contado como un número mas en una congregación grande; es para ser encontrado por Dios, porque en su corazón él sabe que esta perdido. Su alma no descansa, y él ha pasado largas noches sin dormir. Él quiere respuestas, verdad, verdadero cambio; porque él sospecha que va camino al desastre aquí en la tierra y luego al infierno. Y el no necesita que un creyente o ministro le diga que esta bien.


Por supuesto, si este pecador escucha el evangelio de Cristo, puede que se ofenda. Puede airarse y salir del lugar; pero no olvidara lo que escucho. Y el Espíritu Santo lo usara para revelarle la verdad.


Todos fuimos enseñados que Cristo es el ángulo de su iglesia. Pablo dice que esta piedra es una roca de ofensa.
“Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; y el que crea en él, no será defraudado.” (Romanos 9:33).


Pedro también llama a Jesús una roca de ofensa: “ha venido a ser la cabeza del ángulo y: Piedra de tropiezo y roca que hace caer. Ellos, por su desobediencia, tropiezan en la palabra.” (1 de Pedro 2:7-8).


Pedro te puede decir por experiencia lo que sucede cuando tratas de deshacerte del mensaje de la cruz. El se ofendió cuando Jesús predijo su muerte contándole a los discípulos. Así que:
“Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirlo, diciendo: Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca!” (Mateo 16:22).


Pero Jesús le respondió con estas palabras penetrantes: “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: --¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” (Mateo 16:23).


Dios nos ayude a nunca suavizar su evangelio. Si tienes un pastor que predica el verdadero evangelio de Jesucristo, te insto, anímale y ora por él. Da gracias al Señor que tu pastor no depende de personalidades para atraer la gente.
Y agradece que la presencia del Espíritu Santo esta permitida para que haga su obra verdadera en tus medios. Cuando el evangelio de Jesucristo es predicado con convicción, el cielo se abre y el diablo huye.


DIOS TE BENDIGA
SERGIO CALERO
PASTOR

jueves, 20 de noviembre de 2008

VENCIENDO EL SEQUEDAL


“Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma”. Hebreos 10:38.


Muchos cristianos viven una vida espiritual inestable, llena de altibajos.

Es una clase de vida que vacila entre la sequedad y la felicidad.
Muchos cristianos viven a veces en el cielo cantando coros y alabanzas espirituales y otras veces se encuentran en lo más profundo de la cisterna.


En lo que a sus sentimientos se refiere,muchos son lanzados por las olas hacia arriba y en otras oportunidades van a parar a lo profundo de la mar.


Es un problema verdaderamente común en la mayoría de los cristianos.
Proyectan sus objetivos y creen que lograran alcanzarlos, en este punto están sobre la ola, llenos de gozo, pero tiempo más o tiempo menos cuando el sueño se transforma en una cantidad de enormes obstáculos se llenan de disolución, vergüenza y confusión.


En este punto están en lo profundo del mar y lamentablemente lo que comenzó siendo un sueño termina en una pesadilla.
La mayoría de cristianos se ven invadidos por súbitos altibajos.
En ciertos días se sienten gozosos de que puedan orar, leer la palabra gloriosa del Señor y trabajar en su obra así como en lo secular, sin el menor signo de cansancio.


En estos momentos de sentimiento de felicidad, no paran de oír la voz del Señor y leer la Biblia tiene un sabor dulce como la miel.
Otros días sin embargo, todo parece haber cambiado para peor.


El desánimo controla sus vidas, les quita la voluntad de buscar la presencia de Dios.
No pueden ver la diferencia entre orar y no orar.
Fue fuerte el gozo que comprobaron y los impulsaba hacia delante, sin embargo ahora con la misma fuerza, actúa el desánimo impidiendo mantener la misma solicitud, impidiendo que se levanten.


La palabra de Dios les resulta ahora seca y sin gusto alguno.
En este preciso periodo todo se hace compulsivamente y en confusión absoluta.
No experimentan ningún gozo al acercarse al Señor, y a pesar de todo esto saben que tienen que acudir a él y lo hacen con un gran esfuerzo.
Las decisiones que se toman son sin la guía del Espíritu Santo, tratan de superar los obstáculos o las adversidades tomando decisiones apresuradas y en la mayoría de los casos se cometen errores tremendos.


Esta clase de vida cristiana parece tener una semejanza con el reino natural.
Quiero decir… Si hay una cima de una montaña tiene que haber por ende un valle profundo.
Después de las olas que produce una tormenta ha de venir la calma.
Parecería que un cristiano está destinado a vivir este tipo de vida oscilante, algunos días en la cumbre otros en valle profundo.


Algunos días sobre las olas y otros sobre el fondo de la mar.
¿Será acaso que podemos verdaderamente superar este tipo de vida?
¿Será acaso que podemos vivir una vida cristiana sin altibajos, y conseguir un estado espiritual quieto y sosegado?
Recordemos…
Cuando fuimos salvos, aquel día que habiendo creído en Jesucristo hemos recibido la vida eterna y todos nuestros pecados fueron sepultados en lo profundo de la mar, fue el día más feliz de nuestras vidas.


Ahora si nos preguntamos…
¿Dura esta felicidad para siempre?


La respuesta es NO, sólo dura un poco.
Este sentimiento feliz acaba desapareciendo.
¿Cuánto tarda en desaparecer?
Eso depende de cada persona.
Tarde o temprano este sentimiento de gozo que provee la salvación desaparece.


¿No es cierto que esto pasó en tu vida?


Tu gozo fue de alguna manera desapareciendo gradualmente.
No te sientes feliz como antes.
Cuando fuiste salvo era un deleite leer la palabra de Dios, congregarte y orar cuantas veces en el día creías necesario sin importar que tus oraciones fueran contestadas o no.
En una palabra te gustaba orar, te gustaba leer la palabra de Dios aunque no la entendías mucho.
Podías elegir algún lugar de tu casa para buscar a Dios y era tal el gozo que sentías que podías ponerte a dar saltos hasta el techo, pero ahora no es así.
Todo esto es ahora cosa del pasado, porque hoy no sientes gozo, hoy estas triste, las oposiciones golpean y en muchos casos lo hacen duramente.


Durante todo el tiempo que has sido cristiano, experimentaste que hay tiempos de gozo que vienen del Señor a modo de restauración y comienzas a orar nuevamente y hacer de todo para estar en comunión con Cristo y mantener cuidadosamente ese gozo inefable.
Sin embargo el gozo se retira y vuelve el sequedal. ¿Te paso?
Claro que sí. Te paso y te pasa constantemente.
Tiempo de gozo, tiempo de sequedal.


En estos tiempos de sequedal hasta has dudado en algún momento si eres hijo de Dios si eres de Jesucristo.
Y justo querido hermano en este tiempo se suele cometer el error más grande de la vida… creer que has perdido tu poder espiritual y que has caído.
La experiencia cristiana indica que hay tiempos en la vida de un cristiano de sequedal y tiempos de gozo.


Mientras que los tiempos de gozo a veces se hacen más breves,los tiempos de sequedal en algunas oportunidades se hacen más largos e intensos.
En una palabra los cristianos encuentran tiempos desequedal y tiempos de gozo.
En los periodos de gozo danzamos por las nubes, oramos y leemos 50 capítulos de la Biblia en un día y esto no alcanza y nos congregamos todas las veces que podemos.


En los tiempos de sequedal es todo lo contrario, sentimos que hemos sido derrotados, no tenemos la intensidad del gozo, el sentimiento desapareció y todo lo hacemos sin entusiasmo y por obligación.


Ya no oras, ya no compartes con nadie tus experiencias con el Señor, en este tiempo también dejas de leer la Biblia y hasta dejas de congregarte.
La angustia yla tristeza lo cubre todo, esa angustia te controla, te deja sin fuerzas, tu animo esta por el piso y no tienes capacidad ni para hacer, ni para oír, ni para hablar.
Ahora si es esto lo que estás viviendo, estas interpretando mal y de un modo serio tu vida espiritual.


Para ti el sentimiento de felicidad representa una altura espiritual, mientras que el sequedal representa una derrota espiritual.
Hace poco perdí un celular, y me lamenté dado que tenía incluida una cámara digital para sacarle fotos a la iglesia y ponerlas en la página Web.
En ese mismo instante que lo lamente el Señor me dijo…
- Te voy a sorprender. A la hora un taxista me traía el celular a mi casa.


¡Que contento me puse!


Y por supuesto le agradecí al Señor muchas veces.
Pasados algunos días del incidente (la perdida y recuperación del celular) mi gozo ya no es tan intenso como cuando me lo trajeron.


Y pasados algunos días más, el gozo desapareció por completo. ¿Qué ocurrió?
El celular lo tengo, no lo volví a perder, pero si perdí el gozo de haberlo recuperado.
Algunos creyentes al perder el sentimiento de gozo, piensan también que han perdido el objeto que causo el gozo.


Y ese objeto que causo ese gozo inefable no se ha perdido para nada.


La pregunta en este día es…


- ¿Ha cambiado Jesucristo?


No.


- ¿Te ha quitado la vida eterna que él te dio?


Tampoco.


Porque cuando estas con gozo tienes la vida eterna y cuando estás en sequedal también.
Así estés con gozo o te sientas seco tu situación permanece igual querido hermano, porque aquello que has recibido de Dios no se ha perdido nunca.
Dios no cambia nunca ni la obra del Señor sufre cambio alguno, ni tampoco cambia el Espíritu Santo. Lo que cambia son nuestros sentimientos.
Hoy sentimos… mañana no.


Como pastor suelo escuchar…
- Pastor siento de Dios hacer esto o aquello o lo otro o lo de más allá.


Cristianos que hoy sienten y que mañana no sienten nada.
Por momentos ven el sol y en otros momentos el sol está tapado por las nubes.


¿Desapareció el sol?
De ninguna manera.
El sol siempre esta, aunque no lo veamos.


De la misma manera el sol del creyente no ha cambiado, solo cambio tu sentimiento, hay nubes oscuras en tu cielo personal de modo que la luz está tapada a tu vista.
Si un creyente vive de emociones, el cielo va a cambiar con frecuencia y encontrara oscuras nubes que taparan al sol de justicia, pero si vivimos por encima de las nubes de las emociones el cielo no va a sufrir cambio alguno.


¿Será que el cristiano tiene que dejar de sentir?
De ningún modo.
Ahora veamos…
Hay creyentes que han permanecido siempre en el gozo del Señor sin ningún altibajo, pero son los menos o la excepción, hablo a los creyentes que experimentan estos altibajos.
La mayoría de creyentes en Cristo tienen esta experiencia.


En realidad todos los cristianos tienen esta experiencia, lo que sucede es que para aquellos cristianos que permanecen en el gozo del Señor continuamente, las circunstancias adversas o los obstáculos son meramente accidentes en el camino y estos accidentes son del todo superficiales.
Saben que es el Señor que les sostiene y que en cualquier momento obtendrán la victoria.
Son hombres y mujeres experimentados en pruebas y adversidades y saben fehacientemente que todo lo pueden en Cristo que les fortalece y saben que todas las cosas les ayudan a bien.
Es el Señor quien dispone de todas las cosas.


Dios nunca deja de ser Dios, por lo tanto a él no se le escapa ninguna situación.
El sequedal tiene una finalidad, un objetivo.
El arenal o el desierto tienen un propósito en la vida del creyente en Cristo.
Sin lugar a dudas, Dios trata con todos nosotros.
“Pero he aquí que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón”. Oseas 2:14.
Veamos…


1. Mostrarte que no eres nada por tu propia cuenta.


¿Qué nos motiva hacer las cosas que hacemos?
Si lo que haceses solo por motivos propios, entonces haces todas estas cosas a fin de satisfacerte a ti mismo.
Tu objetivo no es la gloria de Dios.


Dios desea hacerte ver que no solo se le busca o se sirve a Cristo en los momentos de gozo o cuando todo va sobre rieles, sino que también cuando no hay gozo y solo sequedal.
Cuando estas lleno de gozo, crees que estás viviendo una experiencia sobre las olas del Señor, pero él te pone en ese sequedal para que veas que quizás tus motivaciones no eran las correctas.
El quiere ayudarte a decidir si estás haciendo estas cosas por el deber cristiano o por el gozo.
El objetivo de Dios es mostrarte que lo que estas buscando es gozo por el mismo gozo, no por amor a Dios.


Por ello Dios te proporciona un tiempo de gozo para que no quedes abrumado y otro tiempo de sequedal a fin de cumplir su objetivo y mostrarte que tú no eres nada por tu propia cuenta.


2. Entrenar tu voluntad.


Cuando experimentas el gozo del Señor, la lectura de la palabra de Dios, el congregarte y servirle al Señor o los tiempos de la lectura de la palabra no son cargas.
En estos tiempos no se necesita ningún esfuerzo.
Durante el periodo de gozo, estas tan entusiasmado que no experimentas que sea penoso el vivir y el trabajar para Cristo.
Pero ni bien llega el sequedal te das cuenta que se necesita fuerza de voluntad para hacer todas estas cosas.


A menos que realmente quieras hacerlas te sientes incapaz de hacerlas.
El período seco hace que puedas ejercitar tu voluntad.
¿Acaso las experiencias espirituales más firmes y mas fuertes no vienen del periodo de sequedal?
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. Gálatas 6:9.


El apóstol Pablo experimentaba el poder de Dios en la debilidad.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:10.


En muchas oportunidades cuando estamos llenos de gozo, es nuestra persona la que hace las cosas, mientras que en sequedal es Dios mismo en nosotros.
3. Que las circunstancias no te dominen.
En oportunidades las circunstancias son tan difíciles y nuestro ánimo tan débil que nos vemos desbordados.


El ambiente nos seduce, nos controla, nos domina.
En ocasiones, es tan fuerte que hace revivir lo peor del viejo hombre.
La palabra de Dios nos instruye… “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. Romanos 12:21.


4. Hacer que vivamos por fe.


“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Hebreos 11:1.
Queridos hermanos, Dios nos llama a vivir por fe.
Y esto excluye el sentir en algunas oportunidades y el no sentir en otras.
Es necesario hacer a un lado todo tipo de sensualidad.


Es necesario poner nuestros ojos en Cristo, porque fiel es en lo que prometió, no importando lo que nuestros ojos naturales vean, y no importando lo que nuestros oídos humanos oigan.
En esos momentos de extrema soledad y aridez debemos si o si, obedecer la palabra de Dios.
Justo ahí, cuando todo está oscuro, tenemos la palabra más segura.


“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. 2 Pedro 1:19.


Hermanos, somos hijos de Dios yhay una sola manera de vencer al mundo.


“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5:4.


Para concluir, querido hermano(a), seguramente en este peregrinaje veremos y seremos participes de muchas situaciones, no nos aterroricemos, no temamos, de nuestro lado esta Cristo, que jamás fue vencido, por lo tanto tenemos la victoria asegurada.


“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará. Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar. Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides”. Deuteronomio 31:6-8.
¡Adelante!


Dios Te Bendiga.
Pastor Sergio Calero

martes, 4 de noviembre de 2008

UNA HISTORIA DE AMOR


Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, (Efesios 1:3-5)

Antes de la fundación del mundo y de todo lo creado fuimos escogidos para ser su pueblo, predestinados para ser hijos del Padre, separados para ser la esposa del Hijo, y bendecidos para convertirnos en la morada eterna del Espíritu Santo.

Dios habría de compartir su vida con nosotros. Dios habría de convertirnos en el objeto supremo de su amor. De entre todo lo creado, la iglesia fue amada por encima de todo lo demás.

La revelación de este misterio divino estremece a cualquiera.
La palabra de Dios tiene una palabra para expresar la acción del amor divino a través del tiempo, desde el principio hasta la consumación de su propósito: “Gracia”.

Lo que el amor concibió en la eternidad pasada, la gracia lo manifestara y llevara adelanta a través del tiempo hasta su consumación en la eternidad futura. Esa gracia impregna todas las obras de Dios. No se merece, no se compra, no se puede ganar por la fuerza. Es la manifestación de su amor eterno, incondicional y absoluto hacia la iglesia. Por ello, esa gracia resultara al final victoriosa.


El amor de Dios por la iglesia es constante, invariable y definitivo. ¡Esto debiera traernos consuelo! Pues la iglesia no es una institución humana, una organización “eclesiástica” o un movimiento religioso.

Lo que Dios amo desde la eternidad es algo enteramente diferente. El Padre ha mamado eternamente a su Hijo, el Hijo de su amor, y en el amó también a la iglesia, pues en el pensamiento de Dios, ella se encuentra unida vital y eternamente a su Hijo.

Primero como un proyecto escondido en su seno, al igual que Eva en el costado de Adán. Luego, cuando el Verbo se hizo carne, como el misterio descendido con él al corazón de este mundo perdido.

Pues, el vino a buscar a su amada eterna. Y finalmente, como la iglesia libertada y levantada en unión con él por encima de todos los poderes del pecado, la muerte y Satanás, regresada a su posición, vocación y gloria original.

La suya es una historia de amor hacia su amada eternamente perdida y eternamente encontrada. Redimida por el precio más alto que jamás conoció ni conocerá la creación de Dios. La sangre divina del Hijo de Dios. Porque fue Dios en Jesús quien padeció en la cruz.

Aquel que hizo las incontables galaxias y los resplandecientes querubines de fuego, y se sienta por encima de todo lo creado a una distancia imposible de medir ni estimar, descendió para tomar sobre si la carne y la sangre de su amada. Y estando en esa condición, sufrió la cruz y derramo su sangre.

El conoció el dolor y cargo sobre si el tormento y la condenación de su amada. Era un acto de puro amor. De supremo amor. No había más necesidad que la que le impuso su amor. Y al hacer esto, Dios en Cristo unió para siempre su destino al de su amada iglesia.

Los Ángeles contemplaron estremecidos el espectáculo de su amor así ofrendado y derramado hasta lo sumo sobre la horrenda cruz. Pues allí, Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo. El bajó hasta el más profundo de los abismos de la muerte y la perdición eterna y desde allí trajo a su amada de regreso a la vida y la eternidad.

Y no solo eso, pues al levantarla de sus cadenas y salvarla de su extravio, la inserto de nuevo en la línea original de su propósito eterno. Porque ella habrá de convertirse, por obra de su Gracia, en la iglesia gloriosa, santa y sin mancha. Totalmente ajena al pecado y la muerte.

Pues su amor continúa. No se detiene en la salvación de los suyos. Avanza para formarlos, edificarlos, sustentarlos y llevarlos hacia delante hasta alcanzar todo cuanto fue preparado para ellos en la eternidad pasada.

En este punto, nuestra mente necesita ser transformada de manera radical.
Nuestros ojos requieren ser alumbrados para conocer la grandeza, la vastedad y el alcance de nuestro llamamiento. Y para ello se necesita que, sobre todas las cosas, conozcamos su amor.

Ese amor que jamás nos abandono ni nos abandonará, a menos que lo rechacemos voluntariamente.
Nuestro corazón necesita abrirse a la plenitud de su amor. Arrojarse en sus brazos y rendir su agitación, ansiedad y temor.

El Creador el autor de la Vida, el Dios eterno, por cuya palabra se rige el universo, la Realidad ultima y definitiva, nos ama. Y nos ama de una manera que abruma y maravilla nuestro corazón ¿Por qué? Porque así lo ha querido.

Mas allá de todo el temor, la oscuridad y la sombra de la muerte, se encuentra la resplandeciente realidad de Aquel cuyo amor por nosotros sobrepasa todo entendimiento. Aquí yace nuestra consolación y seguridad eterna.

No quisiera entrar en argumentación teológica, pero ¿Qué seguridad más grande puede haber para nosotros que su amor? Aquel que nos amo desde la eternidad, murió en la cruz y derramo su sangre por nosotros ¿permitirá que después de todo eso nos perdamos?
No si confiamos en él.
No si ponemos toda nuestra seguridad en su amor.

Dios te bendiga
Sergio Calero
Pastor

martes, 14 de octubre de 2008

¿EN QUE PENSAMOS?




Si vamos a la raíz de los factores propios de una mentalidad de fracaso y derrota, poblada de pesimismo e ira reprimida que trae tantos sinsabores a nuestro desenvolvimiento cotidiano, encontraremos que giran alrededor de los pensamientos que se enraízan en la mente.

Emprender una renovación en nuestra forma de pensar y por ende, de actuar, es imperioso como lo escribió el apóstol Pablo:

En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, (Efesios 4:22,23)

El apóstol Pablo nos indica con esta enseñanza que existe una estrecha relación entre la nueva condición de hijos del Señor por el sacrificio de Jesucristo en la cruz, y la forma como pensamos, en la cual debemos desechar lo viejo y dar lugar a lo nuevo.

El rey Salomón se anticipó a nuestro tiempo y escribió:
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
(Proverbios 4:23).

Evidentemente es una advertencia clara que los pensamientos ejercen una directa incidencia en nuestro comportamiento y que es necesario ser muy cuidadosos de los pensamientos que anidamos en nuestras mentes.

Nuestra conducta queda expresada con hechos y palabras. Podría decir:
¡Dime como hablas! Y te diré cuales son tus pensamientos, claro, la forma en que hablamos esta ligada a nuestros pensamientos y revelan lo que guardamos en el corazón. El salmista escribió sobre esto:

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío. (Salmo 19:4)

Para un cambio radical en las actitudes diarias debemos comenzar con la renovación de nuestros pensamientos. Es evidente que la forma como pensamos no solo se refleja en nuestras actitudes frente a la vida sino que además, están a la vista de Dios.

Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías 17:10)

Es necesario que permitas que Dios trate tus pensamientos. Un paso fundamental en el proceso de transformación personal y de crecimiento espiritual, radica en permitirle a Dios que transforme tus pensamientos hasta que tengas la mente misma de Cristo.

Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Más nosotros tenemos la mente de Cristo. (1Corintios 2:16)

Definitivamente no se puede seguir pensando y actuando como aquellos que todavía no tienen al Señor Jesús en su corazón.

Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente, (Efesios 4:17)

Los estándares de pensamiento y de conducta son renovados en la medida que le permitimos un lugar a Dios en nuestro ser. Además, debemos poner un coladero para que la maldad no entre a tomar fuerza en nosotros:

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)

¿Es posible cambiar? Seguro que sí. ¿Será con nuestras propias fuerzas? La respuesta es “NO”. El cambio no se logra en nuestras fuerzas sino en las de Dios. Y esa modificación positiva en nuestra forma de ser, comienza con dos pautas: la primera, disponernos a ser tratados en nuestra manera de pensar, y la segunda, abrir nuestro corazón para que el Señor haga su obra.

Tus pensamientos pueden ser renovados si volvemos nuestra mirada a Jesucristo y le abrimos las puertas de nuestro corazón. Es simple. Basta con una oración que puedes hacer ahora mismo. Dile: “Señor Jesús, reconozco que soy pecador y que debo cambiar para andar conforme a la voluntad de Dios. Gracias por perdonar mis pecados en la cruz. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amen.”

Si tomo esta decisión, ahora permítame compartirle tres sugerencias. La primera que haga de la oración un hábito diario, la segunda que lea la Biblia y aprenda principios dinámicos que le ayudarán en su crecimiento personal, y por ultimo, que comience a congregarse en una iglesia cristiana. ¡Su vida será diferente! Gradual y progresivamente todo lo que usted es ahora, cambiara por el poder de Dios.

Adelante.

Sergio Calero
Pastor



lunes, 6 de octubre de 2008

EL CORDERO DE DIOS



El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. (Juan 1:29)

Aquí Juan el Bautista nos dice que Cristo vino a esta tierra para quitar todos nuestros pecados del mundo. Eso mismo dice en su primera carta el apóstol Juan:

Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.
Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. (1 Juan 3:5,6)

En la palabra profética de Isaías también se nos dice que:

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. (Isaías 53:6)

¿Cuál es el mayor de los desprecios que se le puede hacer a Cristo?

Que intentes tu mismo quitar tus propios pecados y que los lleves cargando sobre ti en tus largas “peregrinaciones” y o “penitencias” o intentes por ti solo hacer las correcciones.

No olvides que se nos exhorta:

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado. (Hebreos 9:26)

Todos estos preciados textos inspirados por el Espíritu Santo nos invitan a una fe cierta y verdadera en Cristo. Porque Cristo es el único que quita nuestros pecados y nos purifica de todos ellos por medios de Sí mismo. Es por ello que se nos advierte que todo aquel que permanece en El, no peca.

¿Es difícil de comprender?

Lo que debería ser motivo de “gozo” y de “alegría” para muchos es de tremendo espanto.
La pregunta que deberíamos hacernos es. ¿Por qué?
Indudablemente causa espanto en aquellos que miran sus pecados y no “miran a Cristo”.

El problema no es que seamos pecadores y que sigamos siendo pecadores, sino que no permanezcamos en Cristo con una fe viva. Muchos hombres y mujeres religiosos pretenden utilizar sus métodos para no pecar. Pero a todos ellos, y a nosotros, Jesús dice:

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15:4,5)

¿Te das cuenta? OH precioso Jesús. Aquí El nos dice que lo único que podemos hacer como hombres, sino permanecemos en Cristo, es “pecar”. ¿Por qué?

Porque los designios (propósitos) de nuestra carne son enemistad contra Dios, y ni quieren sujetarse a la voluntad de Dios ni tampoco pueden. (Romanos 8:7). De ahí nuestra necesidad de permanecer en Cristo, sino queremos errar en hacer la voluntad de Dios.

“Hijitos, nadie os engañe” (1 Juan 3:7) Esta es una seria advertencia para no dejarse seducir por los que hoy se nos presentan cono renovadores de la vida religiosa, pero que solo son emisarios propagandistas de sus propios delirios religiosos, que nada tienen que ver con la verdadera Palabra de Dios.

Estos se presentan como Justos pero no hacen Justicia, solo llenan sus bolsillos de prebendas por sus falsas promesas. A los engañadores y a los engañados les tendríamos que preguntar. ¿No es suficiente para ustedes Jesús?

Porque en él habita corporalmente, toda la plenitud de la Deidad. (Colosenses 2:9)

Y además:

En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. (Colosenses 2:3)

El es Justo y el que nos justifica ante Dios y los hombres. No necesitamos de falsos profetas ni de falsos justificadores. Porque solo uno es el Justo y el que nos justifica gratuitamente por medio de la fe: “Jesucristo”.

“Nadie te engañe” en Cristo lo tienes todo para vivir reconciliado con Dios; y sin Cristo solo hay muerte bajo la ira de Dios. Porque Cristo es la vida para ti, escoge pues, la vida para que vivas en el gozo y alegría de corazón.

www.iglesiaelresplandor.com.ar

Dios te bendiga.
Sergio Calero
Pastor





jueves, 2 de octubre de 2008

CARA A CARA CON DIOS


EL “METODO” QUE DIOS UTILIZA PARA QUE SEAS TRANSFORMADO.

Esaú salio a encontrar a Jacob con cuatrocientos hombres. ¿Qué significa eso? ¿Seríabueno o malo? ¿Era para bien o para mal? El corazón de Jacob desmayo. Las personas hábiles tienen muchos problemas, los maquinadores acumulan preocupaciones, aquellos que piensan y planean en lugar de confiar y creer, se encuentran como Jacob, con gran temor y angustia.

El único problema para Jacob, como siempre, es saber que hacer. Dios le había enviado a Canaán de modo que no podía volverse a Mesopotamia sin embargo no se atrevía a dejar que Dios cuide de los resultados de su obediencia. A Pesar de lo que vio con sus propios ojos.

Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios.
Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim. (Génesis 32:1,2)

Y a pesar de tener la promesa de Dios Jacob no confiaba plenamente.

También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo. (Génesis 31:3)

Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento. (Génesis 31:13)

Cuántos de nosotros obedecemos a Dios por un lado y por el otro hacemos preparativos propios. Jacob procuró obedecer a Dios y al mismo tiempo escapar de su hermano e hizo enormes preparativos. (Leer Génesis 32:7,13-18)

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. (Génesis 32:24)

Jacob enfrentaba la crisis más peligrosa de su vida, tenía que enfrentar a su hermano, un cazador, así que, se había esforzado en forjar todo un plan para enfrentarlo, dado que todas sus posesiones, su familia y hasta su propia vida corría peligro.

Jacob estaría dispuesto a dejarle todo a su hermano Esaú, si fuese necesario, con tal de salvar su vida.

Todos los demás habían cruzado el vado…permaneciendo de este lado “se quedo Jacob solo”. Aquí en Peniel Dios le encontró cara a cara. “Y Lucho con él un varón hasta que rayaba el alba”.

Es en este preciso momento que vemos a Jacob utilizar y hacer el mayor esfuerzo natural, en efecto un despliegue de máxima fuerza humana.

No era precisamente que Jacob luchaba sino Dios que vino y lucho con él. ¿Por qué Dios haría esto? Para lograr su completa entrega. El objetivo de una lucha es derribar a un hombre y sujetarlo para que no pueda moverse, para que ceda al vencedor, sin embargo podemos leer que “Dios no podía con él”

Gen 32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él…

Tremendo despliegue de fuerza natural la de Jacob y muchos de nosotros sabemos positivamente lo que esto significa. Podemos actuar tan bien nosotros mismos, empleando toda suerte de habilidades naturales para nuestra propia protección, o para alcanzar nuestros sueños y proyectos más anhelados, es como si Dios hubiera sido derrotado.

Derrota es entrega, dependencia. Cuando nosotros somos derrotados significa que nosotros mismos ya no podemos más en conclusión terminamos entregándonos.
Pero…siendo lo que somos, intentamos una vez más. Dios puede trastornar todos nuestros planes vez tras vez, pero no aceptamos la derrota, por lo tanto no nos entregamos.

Comenzamos a pensar que no hemos planeado bastante bien y que la próxima vez tenemos que hacer algo mejor, olvidamos por completo su promesa de pacto:

¿Hay para Dios alguna cosa difícil? (Génesis 18:14).

Pero en nuestro actuar parecería que estuviéramos diciéndole a Dios: ¿Hay alguna cosa difícil para mí?

Llega el día cuando tenemos que admitir la derrota, confesando que nada sabemos y que nada podemos hacer.
La disciplina de Dios trajo a Jacob hasta Peniel, y nos lleva al lugar donde Dios puede tocarnos fundamentalmente.
Esta lucha ilustra el “método” de Dios en sus tratos con nosotros. Nos debilita de tal forma que ya no podemos levantarnos.

Dios tiene su manera de hacer esto en cada uno de nosotros. Jacob era muy fuerte quizás más que alguno de nosotros pero Dios le venció. No olvidemos que paso veinte años de disciplina en Mesopotámia en casade Laban. Pero cuando Jacob no quiso entregarse, Dios le "toco".

…Tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. (Génesis 32:25).

El muslo es la parte mas fuerte del cuerpo, una figura adecuada de nuestra mayor fuerza natural. Llega un día cuando Dios descoyunta el muslo, minando y deshaciendo por completo nuestra fuerza natural, esta fuerza puede ser ambición orgullo, amor propio, soberbia, en fin cada uno tiene lo suyo, pero para todos por igual esta obra o “método” de descoyuntar es una crisis definitiva de nuestra experiencia.

Un toque y Jacob quedo rengo. Ya no podía luchar, ya había perdido su poder. Llego el alba y le dijo a Dios:

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. (Génesis 32:26)

Nótese que le dijo: “No te dejare” Pero cuando un miembro esta dislocado, todo el cuerpo queda fuera de combate. En cuanto a lo físico Dios pudo haberlo dejado allí, Jacob no hubiera podido hacer nada para detenerlo. Pero ahora que Jacob estaba débil el “Luchador” no podía dejarle, dado que Jacob dependía de El. Es precisamente ahí cuando nuestro muslo ha sido dislocado que estamos mas cerca de Dios, en efecto, somos más fuertes cuanto mas débiles y dependientes somos.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:10)

Desde el punto de vista natural, humano, esto es imposible, pero es un hecho divino.
Es la fe pequeña que logra grandes cosas. “No puedo detenerte pero puedo rogarte” Apenas si puedo orar, pero puedo rogar. No tengo fe sin embargo “creo”.

Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro, desarráigate y plántate en el mar y os obedecería. (Lucas 17:6)

Con la fuerza natural somos inútiles para Dios, sin fuerza alguna podemos aferrarnos a El. La respuesta de Dios a Jacob asombra.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Génesis 32:28)

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. (Génesis 32:29)

Esto ocurre cuando nos entregamos, derrotados, a los pies de Dios.

Toda su experiencia en Mesopotamia parecería una derrota para Jacob, pero Dios le dijo que había prevalecido y lo bendijo.
Esto ocurre cuando nos entregamos, derrotados, a los pies de Dios.

Jacob solo sabía que de alguna manera Dios le había enfrentado y que ahora rengueaba. La renguera era la evidencia, no solo daba testimonio de ello con sus labios. Debemos mirar a Dios para que obre en su “tiempo y a su manera”. El resultado será más que evidente en nosotros, y ni siquiera habrá necesidad de hablar de ello.

No olvidemos las palabras de ánimo del apóstol Pablo:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:14-21)

Amado/a todas las situaciones que te tocan vivir “están” para transformarte a la semejanza de Cristo. Dios nunca deja de ser Dios y a El nada se le escapa de su conocimiento y menos de su absoluto control.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:28-32)

Dios te bendiga.

Sergio Calero
Pastor

lunes, 22 de septiembre de 2008

"CANIBALISMO" LA PROPUESTA DE ANA MENDEZ FERREL


Esta pintura, que de sólo mirarla provoca un vértigo de aversión, constituye uno de los catorce murales conocidos con el nombre de pinturas negras, con las cuales Francisco Goya decoró el comedor y el salón de la llamada Quinta del Sordo, una casa que adquirió a orillas del madrileño río Manzanares en 1819. Setenta años después se dispuso que se arrancaran de las paredes y se depositaran sobre lienzos, con el fin de preservarlas para la posteridad.
Saturno devorando a un hijo, que forma parte de las seis que decoraban el comedor, llegó a ser una de las pinturas más inquietantes de principios del siglo XIX, pues explaya, con maestría y sentido dramático, el tema alegórico del tiempo representado por el dios mitológico Cronos -identificado por los romanos con Saturno-, quien, temeroso de ser destronado por sus descendientes, devoraba a los hijos que daba a luz su esposa Era, cuya única función, aparte de satisfacer los deseos libidinosos de un ser todopoderoso, era reproducir hijos a montones.
¿Quién es Ana Méndez Ferrel?

Ex Sacerdotisa del Vodoo y ex internada de un neurosiquíatrico según ella misma relata en su pagina web, supervisora de 18 Iglesias, escritora de varios libros entre ellos “Comed de mi Carne y Bebed de mi Sangre” Publicado por E & A INTERNATIONAL.


Este libro en particular “No he leído otro de la autora” me ocuparé dado que ha traído algún trastorno dentro de la iglesia en la cual adoro al Señor.


En este libro hace un esfuerzo mediante “Citas Bíblicas” a comer literalmente la “carne” de Jesús y beber su “Sangre” literalmente en el sacramento de la “Santa Cena del Señor”.
Doy Gloria a Dios Ana en que Cristo te haya hecho libre del sacerdocio satánico y te haya sanado mentalmente pero no puedo dar Gloria a Dios en esto que estas queriendo enseñar al pueblo de Dios.


No puedo por cantidad de texto señalar todo el libro de Ana Méndez Ferrel, solo citaré algo de su escritura.
Finaliza el capítulo 2 página 18 diciendo: “¿Cómo vamos a permanecer en El? Comiendo de su carne y bebiendo de Su sangre y guardando Sus mandamientos.
En el Capítulo 3 página 20 Ana dice: “ Cuando entramos al Reino de Dios a través de un genuino arrepentimiento y compromiso de seguir a Jesucristo como Señor y Salvador, el Espíritu de Dios se une al del hombre, engendrándolo para que sea transformado en una nueva creación. A partir de ese momento crecerá y será fortalecido, a través de su alimento espiritual, que es la carne y la sangre de Jesús, además de la Palabra de Dios…”


También dice: “Los elementos del pan y del fruto de la vid, permanecerán siempre siendo pan y extracto de uva, pero en la realidad invisible, el Cuerpo y la Sangre de Jesús se harán presentes en un forma grandiosa”


Y agrega: “Nuestro espíritu, literalmente beberá de Su Sangre, y se unirá a Su carne y a Su Cuerpo. Nuestro espíritu absorberá dentro de si, la vida de Dios, y todo lo que esta contenido en esa carne y en esa sangre”.


¿No es esto que escribe y trata de enseñar Ana Méndez Ferrel algo ya instituido por alguna otra religión?


Desde luego que si.


La Santa Cena o comunión, fue instituida por nuestro Señor Jesucristo la noche en que fue entregado. La Iglesia Católica la ha convertido en su culto más excelente, denominado “La misa o eucaristía”.


Supuestamente los sacerdotes Católicos poseen el poder de convertir en forma sobrenatural el pan y el vino, en el cuerpo y sangre reales y literales de Jesucristo.
Catecismo de la iglesia Católica enseña:


1376 – El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: “Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: Por la consagración del pan y del vino se opera el cambio d e toda la sustancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la substancia del vino en la Substancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstanciación”.
En la siguiente cita del Catecismo revela que la Iglesia Católica aun sostiene esta doctrina que fue definida en el Concilio de Trento.


1333 – En el corazón de la celebracion de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.


¿Que dice al respecto el Catecismo de cuando viene Cristo en la eucaristía y cuanto tiempo permanece allí?


1377 – La presencia eucarística de Cristo comienza en el momento de la consagración y dura todo el tiempo que subsistan las especies eucarísticas. Cristo este todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide Cristo.


Puesto que Ana Méndez Ferrel y el catolicismo enseñan a sus miembros a tomar parte de un canibalismo literal, esta doctrina requiere serio examen.


En la misa o eucaristía enseñan. “Que la misa es un sacrificio expiatorio. Que en este sacrificio, se ofrece por el ministerio de los sacerdotes, al mismo Cristo, que entonces se ofreció a si mismo en la cruz. De aquí es, que no solo se ofrece con justa razón por los pecados, sino también por la tradición romana por aquellos que han muerto en Cristo sin estar plenamente perdonados (Concilio de Trento: Sesión XII Capitulo 2)


Que después de la consagración del pan y del vino, estos elementos como ya se dijo se transforma literalmente en el cuerpo y la sangre de Cristo, y que en el pan y el vino se halla su alma. A esta conversión la han llamado los católicos transubstanciación (cambio de substancias); (Concilio de Trento: Sesión XIII Capitulo 3)


¿Qué nos dice la palabra de Dios?


Lucas 22:19 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es
mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí.
Lucas 22:20 De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.


Para todo estudioso serio de la Biblia este pasaje es considerado una metáfora o si se quiere un símbolo. Esta forma de lenguaje fue propia de de Nuestro Señor Jesucristo.


Matthew Henry en su comentario de la Biblia dice:


La cena del Señor es una señal o conmemoración de Cristo que ya vino, que nos liberó muriendo por nosotros; su muerte se pone ante nosotros de manera especial en esta ordenanza, por la que la recordamos. Aquí el partimiento del pan nos recuerda el quebranto del cuerpo de Cristo en sacrificio por nosotros. Nada puede ser mejor alimento y más satisfactorio para el alma que la doctrina de la expiación del pecado hecha por Cristo y la seguridad de tener parte en esa expiración. Por tanto, hacemos esto en memoria de lo que Él hizo por nosotros cuando murió por nosotros; y como recordatorio de lo que hacemos, al unirnos a Él en el pacto eterno. El derramamiento de la sangre de Cristo, por lo cual se hace la expiación, se representa por el vino en la copa.

Podemos comparar otras expresiones, por ejemplo. “Yo soy la puerta” (Juan 10:9); Yo soy la vid (Juan 15:1); “Yo soy el pan de vida” (Juan 6:35); Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) solo por nombrar algunas expresiones.


De todo esto solo deducimos que, si Cristo no puede ser real y positivamente una puerta, una vid, un pan o una luz, tampoco un pedazo de pan puede ser real y positivamente el cuerpo literal de Cristo, sino solamente una figura, un emblema del cuerpo verdadero de Cristo.


Sabemos también que estos elementos no se convirtieron en la propia sangre y cuerpo de Cristo cuando el los bendijo, porque El personalmente estaba aun allí, estaba sentado ante ellos antes y después de que tomaron del pan y de la copa. No se cambio de una persona a un líquido ni se transformo en pan, su carne estaba todavía sobre sus huesos y su sangre corría en sus venas y arterias. No obstante por espacio de siglos, el romanismo ha insistido en una interpretación literal de las palabras de nuestro Señor Jesucristo al igual que Ana Méndez Ferrel insiste en inducirnos al mismo error.


La adopción de la idea de que los elementos de la santa cena se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, presentó otros problemas: El escritor Tertulio, nos dice que muchos de los sacerdotes debían tener el cuidado para que algún pedazo del pan no se cayera al suelo, porque el “cuerpo de Cristo” podía lastimarse. En la Edad Media hubo discusiones de que se debería hacer si alguien vomitaba después de recibir los elementos, o si un perro o una rata llegaran por casualidad a comerse el “cuerpo de Cristo”. Luego a fines del siglo XI para evitar que alguien derramara la “sangre de Cristo” (el vino) la Iglesia Católica empezó a retener la copa al pueblo común. Esto contradice la que Jesús ordeno hacer, es contrario a la enseñanza de la Biblia (1 Corintios 11:23-34).


En cuanto a la ordenanza sagrada 1 Corintios 11:23-34 Matthew Henry nos enseña en su comentario Bíblico lo siguiente:


El apóstol describe la ordenanza sagrada, de la cual tenía conocimiento por revelación de Cristo. En cuanto a los signos visibles, estos son el pan y el vino. Lo que se come se llama pan, aunque al mismo tiempo se dice que es el cuerpo del Señor, mostrando claramente que el apóstol no quería significar que el pan fuese cambiado en carne.

San Mateo nos dice que nuestro Señor les invitó a todos a beber de la copa, capítulo xxvi, 27, como si hubiera previsto, con esta expresión, que un creyente fuese privado de la copa. Las cosas significadas por estos signos externos, son el cuerpo y la sangre de Cristo, su cuerpo partido, su sangre derramada, junto con todos los beneficios que fluyen de su muerte y sacrificio.
Las acciones de nuestro Señor fueron, al tomar el pan y la copa, dar gracias, partir el pan y dar el uno y la otra. Las acciones de los comulgantes fueron, tomar el pan y comer, tomar la copa y beber, haciendo ambas cosas en memoria de Cristo.


Pero los actos externos no son el todo ni la parte principal de lo que debe hacerse en esta santa ordenanza. Los que participan de ella tienen que tomarlo a Él como su Señor y su Vida, rendirse a Él y vivir para Él.

En ella tenemos un relato de las finalidades de esta ordenanza. Tiene que hacerse en memoria de Cristo, para mantener fresca en nuestras mentes su muerte por nosotros, y también, para recordar a Cristo que intercede por nosotros a la diestra de Dios en virtud de su muerte.

No es tan sólo en memoria de Cristo, de lo que Él hizo y sufrió, sino para celebrar su gracia en nuestra redención. Declaramos que su muerte es nuestra vida, la fuente de todos nuestros consuelos y esperanzas. Nos gloriamos en tal declaración; mostramos su muerte y la reclamamos como nuestro sacrificio y nuestro rescate aceptado. La cena del Señor no es una ordenanza que se observe sólo por un tiempo, pero debe ser perpetua.

El apóstol expone a los corintios el peligro de recibirla con un estado mental inapropiado o conservando el pacto con el pecado y la muerte mientras se profesa renovar y confirmar el pacto con Dios. Sin duda, ellos incurren en gran culpa y así se vuelven materia obligada de juicios espirituales. Pero los creyentes temerosos no deben descorazonarse de asistir a esta santa ordenanza.

El Espíritu Santo nunca hubiera hecho que esta Escritura se hubiese puesto por escrito para disuadir de su deber a los cristianos serios, aunque el diablo la ha usado a menudo. El apóstol estaba dirigiéndose a los cristianos y les advierte que estén alerta ante los juicios temporales con que Dios corrige a sus siervos que le ofenden. En medio de la ira, Dios se acuerda de la misericordia: muchas veces castiga a los que ama. Mejor es soportar problemas en este mundo que ser miserable para siempre.

El apóstol señala el deber de los que van a la mesa del Señor. El examen de uno mismo es necesario para participar correctamente en esta ordenanza sagrada. Si nos examináramos cabalmente para condenar y enderezar lo que hallemos malo, podríamos detener los juicios divinos.
El apóstol termina todo con una advertencia contra las irregularidades en la mesa del Señor, de las cuales eran culpables los corintios. Cuidemos todos de esto para que ellos no se unan a la adoración de Dios como para provocarle y acarrearse venganza sobre sí. (Matthew Henry – comentario Bíblico)

¿Será que Ana Méndez Ferrel también nos quiere inducir a una práctica pagana?


El historiador Duran, nos dice que la creencia en la transubstanciación, como se practica en la religión católica y lo que pretende enseñarnos Ana Méndez Ferrel en su nueva “Revelación” es una de las ceremonias mas antiguas de los pueblos paganos.
Un tipo de esta ceremonia era celebrada en Egipto, en la cual un pedazo de pastel era consagrado por un sacerdote y se suponía que se convertía en el cuerpo de Osiris, después se comía y se tomaba vino como parte de aquella ceremonia (Historia de la Civilización Pagina 741).
También en la Enciclopedia de Religiones, se nos dice que la idea de la transubstanciación, era una enseñanza de la religión del Mitraismo, siendo aquella practica similar a la que hasta hoy realiza la iglesia católica y nos quiere inducir Ana Méndez Ferrel (Volumen 2 patina 76).
En una u otra forma, pues, la idea de comerse a Dios literalmente se desarrollo en muchas tribus y religiones del mundo.


Ana Méndez Ferrel en su libro cita entre otros muchísimos versículos Bíblicos el evangelio de Juan 6:51-54


Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este
pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la
vida del mundo.

Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste
darnos a comer su carne?
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del
Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Estos versículos pareciera enseñar canibalismo, pero podemos comprender claramente el significado al leer el pasaje completo en su contexto.
Antes de hacer tal declaración, Jesús dijo:
Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al
mundo.
Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. (Juan 6:33-35)


Esta enseñanza concuerda con el resto de las escrituras.
La vida eterna se obtiene al creer en Jesucristo, no al comer su cuerpo.


Jesucristo aclara:


Juan 6:40 Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
¿Te das cuenta? Jesús una vez más indica que tenemos vida eterna al creer en él.
Cuando sus discípulos murmuraron al escuchar estas palabras, el Señor les explico:


Juan 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
Jesús hizo esta declaración en sentido espiritual, no físico.
El estaba explicando que, espiritualmente, la vida se obtiene por fe en él, no comiendo su cuerpo.


¿Dónde aprueba Dios el canibalismo?


En ningún lugar de la Biblia.


¿Prohíbe Dios esta práctica?


“Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” Génesis 9:24


“…Ninguna persona de vosotros comerá sangre, ni el extranjero que mora entre vosotros comerá sangre”. Levítico 17:12


Jamás Dios ordenaría a sus hijos que hicieran algo que él había prohibido.
Jesús no estaba dando a entender que comiéramos su cuerpo literalmente.


Sugerir esta idea Ana Méndez Ferrel es del todo ridículo.


Jesús estaba hablando en sentido espiritual de lo que pronto haría en la cruz.
Recuerda y Recuerden:


“…haced esto en memoria de mi” (1Corintios 11:24)


Lo mismo debemos decir acerca de la sangre de Cristo.


“1Co 11:25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí”.


La observación de la Santa Cena es una conmemoración de la obra de Cristo en el Calvario, no una nueva realización de ese hecho.
“…haced esto en memoria de mi” (Lucas 22:19)


Dado que la transubstanciación es otra tradición católica que no es apoyada por la Biblia, sino creación de hombres, lo que pretende Ana Méndez Ferrel en su libro: “Comed de mi Carne, Bebed de mi Sangre” es lo mismo, institución de hombres.


¿Por qué Ana Méndez Ferrel prefiere que comas a Cristo literalmente en lugar de poner tu fe en él?


¿Por qué al igual que la iglesia católica, Ana Méndez Ferrel deliberadamente separa un versículo bíblico o varios de su contexto y desarrolla una doctrina que la Biblia obviamente no enseña?


Solo puedo decirte que:


Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. (Mateo 24:24)

Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre
vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras,
y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción
repentina.

Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de
la verdad será blasfemado,
y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme. (2 Pedro 2:1-3)


Conociendo la verdad ¿Puedes conscientemente tomar parte de esta práctica?


Humildemente te pido Ana Méndez Ferrel que reconsideres esto y aquello que estas enseñando por todo el mundo y a dieciocho iglesias que supervisas según pude leer en tu pagina web.


Y Recuerda: “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:17


· Ana Méndez Ferrel te doy todo el “Derecho a Replica” que creas conveniente y haré todas las publicaciones que expongas.


Dios bendiga y guarde a su Remante.
Sergio Calero
Pastor


http://www.iglesiaelresplandor.com.ar/
Bibliografía: Comentario Bíblico de Matthew Henry y escritos del “Predicador” Ministerio el Remanente Inc.”. Biblia Reina Valera 1960 - Historia de la Civilización - Concilio de Trento - Enciclopedia de Religiones

jueves, 18 de septiembre de 2008

EL LADO OSCURO DE LA LUNA




Juan 10:16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.

¡Me encanta la figura de un pastor con un corderito sobre los hombros!

Este es un símbolo hallado en alguna de esas tantas antiguas catacumbas cristianas.
Las ovejas pertenecen a Cristo, el buen pastor, y no a algún hombre en particular. Nadie tiene derecho, en este sentido, a hablar de “mi iglesia” o “mi rebaño”.


Si recorremos las páginas del Nuevo Testamento no existe la iglesia del pastor zutano, nombrado, o mengano. “Solo existe la Iglesia del Señor Jesucristo”.
Esta iglesia “de Cristo” aquella del Nuevo Testamento, se reúne en torno a él en cada ciudad, reconociéndole como única cabeza y pastor. En ella, a través del ministerio de “todos los santos” se llevaba a cabo la edificación.


Te preguntarás: ¿Qué de los ministros del Señor, mencionados en Efesios 4:11,12? Pues bien, ellos también estarían allí, como hermanos dotados entre sus hermanos a fin de capacitarlos para la obra del ministerio, jamás sustituirlos o reemplazarlos en su labor. Sin embargo cabe destacar todo ello habría de surgir después de algunos años de vida en común alrededor del Señor.
La mutua edificación, exhortación, consolación y cuidado eran en principio la responsabilidad conjunta de todos los miembros del cuerpo de Cristo. No de un pastor o ministro profesional como ocurre en la actualidad.


La diferencia es formidable, pues los ministros dotados como dones de la palabra en el Nuevo Testamento no constituían una clase especial de cristianos diferentes a sus hermanos. Las diferencias entre ellos eran funcionales y orgánicas.
Las iglesias de los gentiles establecidas por Pablo y sus colaboradores comenzaba casi siempre con un grupo de creyentes reunidos en una casa, a los cuales un apóstol (o un equipo de ellos según sea el caso) transmitía el fundamento de Cristo, enseñándoles a edificarse mutuamente bajo la dirección el señorío de Cristo. Luego, era Cristo quien les impartía desde el comienzo toda la vida y dirección que requerían.


Gradualmente (normalmente pasaban algunos años) después de experimentar entre ellos la vida colectiva de Cristo según el fundamento recibido de los apóstoles, y siendo edificados por el Espíritu Santo, algunos hermanos comenzaban a destacarse por su trayectoria, fidelidad, conocimiento, paciencia, fe y fortaleza.


Naturalmente el resto de los hermanos comenzaba a confiar en ellos como hermanos mayores y más maduros a los cuales acudir en tiempos de crisis para encontrar sabiduría y dirección. Estos creyentes podían reflejar a Cristo de una manera real y practica para el resto de sus hermanos, claro habían sido probados, amoldados, quebrantados y transformados en la vida compartida de todo el cuerpo.


Además, algunos de ellos (no todos) mostraban un conocimiento mas profundo de la palabra de Dios y tenían un don específico para comunicarlo a sus hermanos. ¿Quiénes eran? Pues bien algo nuevo se había desarrollado silenciosamente entre los hijos de Dios: El Espíritu Santo había formado ancianos, profetas y maestros.


Nada esta mas lejos de nuestro actual concepto de pastor que los ancianos y líderes de la premiara iglesia. Ellos no constituían ninguna casta especial entre los hermanos. No vestían distinto, no hablaban un lenguaje “más espiritual” que el resto, no predicaban el sermón del domingo, y no recibían un tratamiento honorifico o con títulos especiales por otra parte de los hermanos. Tampoco eran expertos consejeros matrimoniales, sicólogos, sicólogos aficionados, filósofos, elocuentes predicadores, consumados maestros, triunfadores de oración, maestros de ceremonias, presidentes de la junta de diáconos, y todo eso junto…en suma, la figura central de la iglesia, sin cuya presencia todos los demás se sienten perdidos. Dicha figura, tan esencial en el cristianismo contemporáneo, no tiene ningún referente en la iglesia neo testamentaría.


¡Que distanciamiento tan enorme de aquel fundamento y la sencillez original!


Fíjense, en la actualidad, cuando un joven creyente siente un llamado a servir al Señor, debe iniciar un largo proceso de especialización y separación del resto de sus hermanos hasta convertirse en ese hombre “especialista” en asuntos espirituales que es el moderno pastor, ministro, obispo, reverendo, doctor, apóstol o como quiera que se le llame.


De esta manera se introduce una trágica palanca entre los creyentes. Por un lado, está este hombre especial, distinto y consagrado a hacer la obra del Señor y por otro, la gran masa pasiva de cristianos que año tras año se congregará en torno al “ministerio” de ese hombre para escuchar sus sermones, oír sus consejos, recibir su aliento y dirección mientras se dedican casi enteramente a sus propios asuntos privados.


Se establece así la anti bíblica separación entre el clero y los laicos, entre cristianos de primera y de segunda categoría, que alcanza su máxima expresión en la versión Romana. No es extraño, entonces que aquel pastor a pesar de esforzarse sinceramente en desarrollar la vida espiritual de “su congregación” se encuentre con un permanente estado de infancia espiritual entre los creyentes, pues dicha forma impide la edificación de la iglesia según el patrón divino de servicio y ministerio mutuo entre los creyentes.


Este es el lado menos oscuro de la luna. Existe otro, mas oscuro y a la vez más destructivo. Nuestro joven aspirante a ministro ha iniciado su senda de separación de la iglesia real y secretamente comienza a desarrollar un síndrome perturbador, aunque desgraciadamente mucho mas común de lo que es deseable. Es el síndrome de “mi ministerio”. Pronto todas sus energías estarán concentradas en desarrollar eso que él llama “mi ministerio”.


Levantara una gran iglesia, para ejercer su ministerio, hará grandes campañas para ejercer su ministerio; o echara a andar una poderosa organización no denominacional, de la cual, por cierto, el será la figura predominante. Todos los demás hermanos, pensará, se los habrá dado el Señor para desarrollar su ministerio. Porque, a sus propios ojos, él es el hombre escogido, a quien el Señor ha revelado sus caminos y otorgado una visión. Ante si mismo es un visionario, el instrumento por el cual Dios realizara el deseo de su corazón.

Por cierto, para llevarlo a cabo requiere el aporte de otros creyentes. Pero ¡cuidado! Esos hermanos deben saber que él es el vaso elegido. Simplemente estarán allí para ayudarle a desarrollar el ministerio que Dios le dio a él. Jamás deberán dudar o cuestionar ese hecho. Levantaran costosos edificios, construirán poderosas organizaciones, y hasta escribirán libros que llevaran su nombre (el nombre de los verdaderos realizadores casi siempre estará en las sombras).


Conceptos como autoridad, obediencia, sumisión y servicio serán los ejes centrales de la relación con sus “colaboradores”. Relaciones casi siempre, verticales y dependientes. La impronta de su fuerte personalidad será el factor predominante entre todos los que le siguen. Y los mas trágico, todo el tiempo, pensara que esta realizando “la misma obra de Dios sobre la tierra”.


Su ministerio es exitoso, tiene una hermosa y gran congregación, un lindo automóvil a los pies de un moderno departamento, una familia maravillosa y es invitado permanentemente en todas las grandes conferencias de líderes cristianos. ¡Es figura estelar de cristianismo contemporáneo! Los demás se miran en el espejo de su vida y desean secretamente ser como ese hombre. ¡Parece habitar tan cerca de Dios! Esta casi en la cima a donde todos quisieran llegar.


Pero tiene un grave problema: Toda su obra depende exclusivamente de él. Si su ministerio cae, toda su obra caerá con él. Lo que ha edificado es incapaz de sostenerse por si mismo delante del Señor, ya que su presencia, se hace necesaria e insustituible.


No obstante, su verdadera dificultad se encuentra todavía en otra parte: el desconocer o ignorar que Cristo, y solo Cristo, puede ser el centro de la iglesia. Nadie más tiene ese derecho excepto él. Cualquier hombre que intente realizar una obra en torno a su propio ministerio esta destinado al fracaso delante de Dios, pues él no evalúa nuestra obra por sus dimensiones, eficiencia o renombre ante los ojos de otros.


Vendrá el día en que Cristo simplemente examinará la calidad de los materiales empleados. Y El, que puede mirar a través de todas las cosas, sabrá de donde proviene nuestra obra. El verá como nuestros propios intereses, motivos y afectos personales se han mezclado en todo lo que hemos hecho mientras le servimos. El verá como siempre, en las múltiples encrucijadas de la vida, evitamos la cruz que nos fue ofrecida para llevarnos a vivir más cerca de Cristo. Sabrá que no quisimos perder, ser despojados y rehusamos morir cuando nos llego el momento. Por tanto habremos edificado, pero lejos de Cristo. Esa será nuestra terrible perdida el día en que, bajo los ojos como llamas de fuego, que mira los secretos de todos los corazones, nuestra obra arda hasta consumirse.


DIOS TE BENDIGA
SERGIO CALERO
PASTOR




Bibliografía: Rodrigo Abarca (Regresando a la Iglesia)

viernes, 5 de septiembre de 2008

LA MUJER DE LOT




Sucederán cosas ante del retorno de Cristo, sin lugar a dudas que ocurrirán, pero Jesús advierte a los discípulos y a nosotros sus discípulos con las siguientes palabras:

Lucas 17:32 Acordaos de la mujer de Lot.

No debemos equivocar para quien van dirigidas esas palabras, porque no van dirigidas a Sodoma y Gomorra, ni tampoco a las ciudades de nuestro país atestadas de corrupción alarmante. No, Jesús aquí habla a sus discípulos, gente muy comprometido con la fe.

La mujer de Lot se quedo en el camino. Y viajaba con un hombre justo; eso era Lot, según se lee:

2Pedro 2:7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados

Ahora de hecho ella abandono Sodoma, puesto que el Señor había dicho:

Génesis 19:17 Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.

En la mayor parte ella obedeció esa palabra, solo miro hacia atrás. Pero ella también acompañaba a los suyos. Eso no lo hicieron sus yernos. Ella sí, y se despide de ese mundo corrupto.

En cuanto a la conversión se refiere, esta actitud de ella se parece algo a una verdadera conversión. ¿Pero que vemos aquí? ¿Hay muerte del viejo hombre? Ya que la mujer de Lot en cierto momento mira hacia atrás. ¿Por qué? Solo podemos deducir como la vieja naturaleza esta viva. Ella corría para salvar su vida, pero su corazón permanecía en Sodoma.

Esto mismo sucede cuando se obedece en parte o solo en parte a la Palabra de Dios, dejando espacio aún para mirar hacia atrás, atrás esta el mundo y todos sus deseos.

En realidad todos aquellos que mantienen y persisten en esta actitud tienen el fervor de querer ser salvos pero no Santos. Esto es verdaderamente lamentable porque muchos están corriendo con el pueblo de Dios.

Y el pueblo de Dios al igual que la mujer de Lot es agarrado de su mano para escapar del juicio.

Génesis 19:16 Y deteniéndose él, los varones asieron de su mano, y de la mano de su mujer y de las manos de sus dos hijas, según la misericordia de Jehová para con él; y lo sacaron y lo pusieron fuera de la ciudad.

La advertencia de Jesús a todos nosotros es seria: ¡No mires hacia atrás! “acordaos de la mujer de Lot”.

Génesis 19:24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;
Génesis 19:25 y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra.
Génesis 19:26 Entonces la mujer de Lot miró atrás, a espaldas de él, y se volvió estatua de sal.

Esta advertencia nos hace presentarnos al Señor en oración y que el Espíritu Santo haga morir en todos nosotros las obras del viejo hombre, nos aparte del mundo y logremos caminar con paso firme en la nueva vida en Cristo.

La familia de Lot estaría a salvo en la pequeña ciudad de Zoar, salvos del juicio sobre Sodoma. ¿Dónde nos meteremos nosotros? Solo una respuesta: “En Cristo”.
Quienes aun caminen entre Sodoma y Zoar deben darse prisa, deben estar más cerca de Zoar y más lejos de la ciudad perversa de Sodoma, y no mirar atrás.

Solo Cristo es nuestra salvación, tu salvación.
Incluso cuando caigan trozos de fuego del juicio a tu lado, mira solo a El. Es necesario que el crezca y que todos nosotros mengüemos.

Oye: “Nada de nosotros” y todo de El.

“Acordaos de la mujer de Lot”. Si lo piensas por un momento te darás cuenta, cuanto esfuerzo hizo el Señor para salvar a una persona de la perdición y el juicio de destrucción.

Cristo quiere cambiarte vida de perdición.
La mujer de Lot, luego de mirar atrás se volvió estatua de Sal.
No mires atrás, Mira solo a Jesús, autor y consumador de la fe.

Dios te bendiga
Sergio Calero
Pastor
Imagen: Descripción: La mujer mira para atrás y se convierte en estatua de sal. Oleo con espatula .

domingo, 17 de agosto de 2008

LA CULTURA DE LA IMAGEN

Toda la palabra de Dios tiene que ser proclamada. Esto es La ley y el Evangelio, bendición y maldición.
Esta palabra de Dios proclamada debe presentarse ante la gente de la mejor manera posible. ¿Pero cual es esta mejor manera? ¿Qué es lo bueno? O podríamos preguntarnos ¿Quién determina la mejor manera?

Deberías tener en claro que eso no lo determina persona alguna sino el Señor.

Algunos piensan que el Señor Jesús era escuchado con agrado por la gente, que El hablaba muy fino y atrayente y que todos le escuchaban con agrado.

Al comienzo de su ministerio o manifestación daría esa impresión. Pero un poco más tarde advertimos una actitud muy diferente.

¿Qué hizo Jesús? ¿Adapto su mensaje? ¿Cambió la manera de presentarlo?

Leyendo el evangelio según Juan capitulo 6 encontraremos todo eso.

El día anterior nos encontramos con una multitud entusiasmada con Jesús. A tal punto que algunos decían: El es el profeta. Otros tenían ya la audacia de hacerle Rey.

¿Qué hizo Jesús al respecto?

Simplemente los eludió a todos.

Al otro día el gentío viéndose evitado lo volvió a buscar.

Tu dirás…bueno buscar a Jesús no tiene nada de malo.
Cualquier pastor que lea este artículo podría decir: ¡Eso es lo que deseo, una multitud que colme mi iglesia!

Pero, Jesús no estaba nada entusiasmado con eso. Es más El les va a mostrar las razones por las que le buscaban.
Jesús no estaba contento y menos aun satisfecho con la manera de buscarle ni con la fe superficial de ellos.

Jesús le hace ver a la gente la realidad de su incapacidad y les dice:

Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere…

Jesús les hace ver lo unilateral de la obra de Dios como sigue:

Juan 6:45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

AH cuando esa muchedumbre oyó a Jesús hablar de la vida espiritual, algunos dijeron:

Juan 6:60 Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

A continuación con Biblia en mano claro, podremos leer que muchos le abandonaron incluso muchos que se hacían llamar sus “discípulos”.

¿Cuál es la respuesta del Señor frente a este abandono masivo?

¿Qué hace el Señor al respecto? ¿Cambia o adapta su método de trabajo?

No. Antes lo contrario. Les pregunta a los discípulos:

Juan 6:67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?

¡Que sorprendente es esta pregunta! Y eso en un momento así.

Quizás alguno con buenos objetivos podría decirle a Jesús: Señor se nos vacía la iglesia, la multitud se va, nos quedamos solos…

Pero deberíamos prestarle mucha atención a lo que responde Pedro a tal pregunta de Cristo.

Juan 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Esta respuesta debería llamar toda nuestra atención. Pedro se ocupa de las palabras que Jesús había hablado. Conocía de primera mano el poder espiritual de ellas. Esas eran palabras que él y todos nosotros necesitamos. Y ese poder espiritual partía del hablar esas palabras por Jesús.

Otro hecho similar se produce con la predicación del apóstol Pablo. En 1 Corintios 1:17 Pablo escribe que Cristo le ha enviado para anunciar el Evangelio. Para algunos la manera de hablar de Pablo no les parecía tan estupenda y decían de su predicación:

2 Corintios 10:10 Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable.

¿Cómo reacciona Pablo a tales críticas?

El pone de manifiesto que Dios le ha llamado precisamente para la obra del Evangelio.

Si por un momento nos remontamos a los tiempos del Antiguo Testamento había también quienes querían otra manera de presentar la administración de la reconciliación. Claro, querían ver más. Por ejemplo, una imagen. Para quienes leen la Biblia se encontraran con la historia del “Becerro de Oro”. Esta actitud la encontramos frecuentemente en el pueblo de Israel.

Al contrario de las reglas de Moisés el pueblo judío quiere un diseño del culto algo más concreto, más visible y no tan distante.

Pero Dios mal que te pese una y otra vez rechaza toda forma de querer a su propia manera o a tu propia manera de servirle.
Tu que dices amar a Dios, te olvidas del segundo mandamiento y pecas.
Los profetas señalan siempre que el Señor se debe y quiere que se le sirva de la manera que El mismo ha prescripto.

Esto tú lo puedes saber por la propia Palabra de Dios.

¿Cuál es la mejor manera de llegar a la gente?

No debemos pedir consejo de lo que la gente piensa de eso, sino al Señor y a Su Palabra y así sabremos que es Cristo mismo el que coloca la predicación de la palabra donde debe ir, esto es en el centro.

Eso hizo Juan el Bautista, el mismo Señor Jesús; esa era la manera de trabajar de todos los profetas y los apóstoles.
Jesús enseña que la Fe viene por el oír la palabra.
El Señor abrió el corazón de Lidia a la predicación de Pablo.

Hechos 16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.

¿Qué fue lo que abrió el corazón del los primeros tres mil convertidos el día de Pentecostés?

Ni por las señales del viento, el fuego y el hablar en lenguas, sino por la proclamación de la Palabra obro el Espíritu Santo en los corazones de esa multitud.

Predicar y oír son dos cosas parejas. La Biblia aplica esa norma.

La iglesia católica se aparta de esto con toda clase de formas, ceremonias y culto a las imágenes, fue la fuerza de la reforma, el 31 de Octubre se cumplirá 490 años, la que de nuevo puso la predicación de la palabra de Dios en el centro. Así debe ser hoy. No la imagen, ni la pantalla, sino lo hablado. La palabra proclamada.

El relato de la historia Bíblica debe permanecer en el centro de la enseñanza de todas las gentes. Y hoy más que nunca debemos en nuestras actividades permanecer en la Palabra. Sobre todo porque en este tiempo más que nunca hay un avanzado influjo de la cultura a la imagen y las supersticiones que con ellas trae similares a la época del oscurantismo.

Fíjense a que extremo llega esto que hoy no solo adquiere forma de “santos” y “santas” sino también esta superstición toma forma de ciencia.
El apóstol Pablo declara en su carta a los Romanos que han conocido a Dios porque la creación lo revela pero se dedican a adorar a las criaturas, no solo a los animales y personas que los hombres convierten en ídolos de plata, oro y otros metales preciosos, sino también a los astros y esta última variante idolatrica esta muy bien documentada.

La adoración que en la antigüedad se rendía al sol, la luna y a los astros se sigue practicando hoy en día de una manera muy generalizada en los horóscopos que tanta atención reciben a pesar de que se diga que no se cree en ellos. Si no se cree, ¿Por qué perder tanto tiempo en bagatelas que no sirven para nada? Lo cierto es que instintivamente se cree que la posición astral tiene un mensaje para el hombre.

Cuando se abandona al Creador, el ser humano se gira hacia la criatura. Es un cambio de dirección inevitable porque el hombre aun cuando no lo quiera reconocer, es bien poca cosa y necesita de una manera u otra ser guiado, a pesar de que la elección del guía sea en perjuicio propio. La persona que abandona a su Creador adora a la criatura sin un gran esfuerzo.

El término “ídolo” denota un objeto natural o una obra fabricada por el hombre y adorada después como un “dios”. La “idolatría” equivale pues a la veneración de objetos naturales (piedras, árboles, etc.) o manufacturados (estatuas, imágenes, etc.). Dicho de otro modo, el culto de los ídolos representa una forma aberrante, infantil y hasta demoníaca de la vida religiosa.

El Creador, El Señor, sigue hablándonos por su Palabra y el escucharla es también para niños, jóvenes y adultos de vital importancia y conocerán la verdad y la verdad los hará libres.
"LA FOTOGRAFIA CORRESPONDE A"
Oración a Señor, La Muerte tatuada en la espalda de un recluso en la cárcel de la ciudad de Corrientes. Según Batalla & Barreto, 2005.

http://www.iglesiaelresplandor.com.ar/

Dios te Bendiga.
Sergio Calero
Pastor