jueves, 2 de octubre de 2008

CARA A CARA CON DIOS


EL “METODO” QUE DIOS UTILIZA PARA QUE SEAS TRANSFORMADO.

Esaú salio a encontrar a Jacob con cuatrocientos hombres. ¿Qué significa eso? ¿Seríabueno o malo? ¿Era para bien o para mal? El corazón de Jacob desmayo. Las personas hábiles tienen muchos problemas, los maquinadores acumulan preocupaciones, aquellos que piensan y planean en lugar de confiar y creer, se encuentran como Jacob, con gran temor y angustia.

El único problema para Jacob, como siempre, es saber que hacer. Dios le había enviado a Canaán de modo que no podía volverse a Mesopotamia sin embargo no se atrevía a dejar que Dios cuide de los resultados de su obediencia. A Pesar de lo que vio con sus propios ojos.

Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios.
Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim. (Génesis 32:1,2)

Y a pesar de tener la promesa de Dios Jacob no confiaba plenamente.

También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo. (Génesis 31:3)

Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento. (Génesis 31:13)

Cuántos de nosotros obedecemos a Dios por un lado y por el otro hacemos preparativos propios. Jacob procuró obedecer a Dios y al mismo tiempo escapar de su hermano e hizo enormes preparativos. (Leer Génesis 32:7,13-18)

Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. (Génesis 32:24)

Jacob enfrentaba la crisis más peligrosa de su vida, tenía que enfrentar a su hermano, un cazador, así que, se había esforzado en forjar todo un plan para enfrentarlo, dado que todas sus posesiones, su familia y hasta su propia vida corría peligro.

Jacob estaría dispuesto a dejarle todo a su hermano Esaú, si fuese necesario, con tal de salvar su vida.

Todos los demás habían cruzado el vado…permaneciendo de este lado “se quedo Jacob solo”. Aquí en Peniel Dios le encontró cara a cara. “Y Lucho con él un varón hasta que rayaba el alba”.

Es en este preciso momento que vemos a Jacob utilizar y hacer el mayor esfuerzo natural, en efecto un despliegue de máxima fuerza humana.

No era precisamente que Jacob luchaba sino Dios que vino y lucho con él. ¿Por qué Dios haría esto? Para lograr su completa entrega. El objetivo de una lucha es derribar a un hombre y sujetarlo para que no pueda moverse, para que ceda al vencedor, sin embargo podemos leer que “Dios no podía con él”

Gen 32:25 Y cuando el varón vio que no podía con él…

Tremendo despliegue de fuerza natural la de Jacob y muchos de nosotros sabemos positivamente lo que esto significa. Podemos actuar tan bien nosotros mismos, empleando toda suerte de habilidades naturales para nuestra propia protección, o para alcanzar nuestros sueños y proyectos más anhelados, es como si Dios hubiera sido derrotado.

Derrota es entrega, dependencia. Cuando nosotros somos derrotados significa que nosotros mismos ya no podemos más en conclusión terminamos entregándonos.
Pero…siendo lo que somos, intentamos una vez más. Dios puede trastornar todos nuestros planes vez tras vez, pero no aceptamos la derrota, por lo tanto no nos entregamos.

Comenzamos a pensar que no hemos planeado bastante bien y que la próxima vez tenemos que hacer algo mejor, olvidamos por completo su promesa de pacto:

¿Hay para Dios alguna cosa difícil? (Génesis 18:14).

Pero en nuestro actuar parecería que estuviéramos diciéndole a Dios: ¿Hay alguna cosa difícil para mí?

Llega el día cuando tenemos que admitir la derrota, confesando que nada sabemos y que nada podemos hacer.
La disciplina de Dios trajo a Jacob hasta Peniel, y nos lleva al lugar donde Dios puede tocarnos fundamentalmente.
Esta lucha ilustra el “método” de Dios en sus tratos con nosotros. Nos debilita de tal forma que ya no podemos levantarnos.

Dios tiene su manera de hacer esto en cada uno de nosotros. Jacob era muy fuerte quizás más que alguno de nosotros pero Dios le venció. No olvidemos que paso veinte años de disciplina en Mesopotámia en casade Laban. Pero cuando Jacob no quiso entregarse, Dios le "toco".

…Tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. (Génesis 32:25).

El muslo es la parte mas fuerte del cuerpo, una figura adecuada de nuestra mayor fuerza natural. Llega un día cuando Dios descoyunta el muslo, minando y deshaciendo por completo nuestra fuerza natural, esta fuerza puede ser ambición orgullo, amor propio, soberbia, en fin cada uno tiene lo suyo, pero para todos por igual esta obra o “método” de descoyuntar es una crisis definitiva de nuestra experiencia.

Un toque y Jacob quedo rengo. Ya no podía luchar, ya había perdido su poder. Llego el alba y le dijo a Dios:

Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. (Génesis 32:26)

Nótese que le dijo: “No te dejare” Pero cuando un miembro esta dislocado, todo el cuerpo queda fuera de combate. En cuanto a lo físico Dios pudo haberlo dejado allí, Jacob no hubiera podido hacer nada para detenerlo. Pero ahora que Jacob estaba débil el “Luchador” no podía dejarle, dado que Jacob dependía de El. Es precisamente ahí cuando nuestro muslo ha sido dislocado que estamos mas cerca de Dios, en efecto, somos más fuertes cuanto mas débiles y dependientes somos.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2 Corintios 12:10)

Desde el punto de vista natural, humano, esto es imposible, pero es un hecho divino.
Es la fe pequeña que logra grandes cosas. “No puedo detenerte pero puedo rogarte” Apenas si puedo orar, pero puedo rogar. No tengo fe sin embargo “creo”.

Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro, desarráigate y plántate en el mar y os obedecería. (Lucas 17:6)

Con la fuerza natural somos inútiles para Dios, sin fuerza alguna podemos aferrarnos a El. La respuesta de Dios a Jacob asombra.

Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. (Génesis 32:28)

Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. (Génesis 32:29)

Esto ocurre cuando nos entregamos, derrotados, a los pies de Dios.

Toda su experiencia en Mesopotamia parecería una derrota para Jacob, pero Dios le dijo que había prevalecido y lo bendijo.
Esto ocurre cuando nos entregamos, derrotados, a los pies de Dios.

Jacob solo sabía que de alguna manera Dios le había enfrentado y que ahora rengueaba. La renguera era la evidencia, no solo daba testimonio de ello con sus labios. Debemos mirar a Dios para que obre en su “tiempo y a su manera”. El resultado será más que evidente en nosotros, y ni siquiera habrá necesidad de hablar de ello.

No olvidemos las palabras de ánimo del apóstol Pablo:

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén. (Efesios 3:14-21)

Amado/a todas las situaciones que te tocan vivir “están” para transformarte a la semejanza de Cristo. Dios nunca deja de ser Dios y a El nada se le escapa de su conocimiento y menos de su absoluto control.

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Romanos 8:28-32)

Dios te bendiga.

Sergio Calero
Pastor