miércoles, 15 de abril de 2009

OCUPANDONOS EN LOS INTERESES DEL SEÑOR


La palabra de Dios nos enseña que sucede cuando abandonamos su casa y le damos primer lugar a nuestros propios intereses. Está todo instruido en el libro de Hageo.
El mensaje de Hageo contenía el correctivo necesario para curar esta condición. Cuando Hageo profetizó, Dios había sacado a su gente de Babilonia y los había guiado de regreso a Jerusalén para reconstruir su casa. El Señor deseaba una “iglesia candelabro, “donde pudiese manifestar visiblemente su presencia entre su gente.
Quería que la nación vea transformadas las vidas de los Israelitas y una tierra llena de su bendición y su gloria. Así que le ordenó a Israel:
“Enfócate en mi iglesia, esa es tu primer misión. Si eres fiel en cuidar de mi casa, yo cuidaré de la tuya.”
La gente comenzó haciendo lo que el Señor les instruyó, comenzando a reconstruir su templo. Pero después de un tiempo, dijeron:
“El tiempo no ha llegado, el tiempo que la casa del Señor debe ser construida” (Hageo 1:2). La interpretación aquí es, “No tenemos tiempo para hacer ese trabajo. Estamos muy ocupados.” En realidad, se consumieron en construir sus propias casas finas y negocios.
¿Cuál fue la respuesta del Señor? Les dijo a través de Hageo:
¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? (Hageo 1:4)
“Mi casa [se encuentra] disipada, y todo hombre corre hacia su propia casa. Pero están tan ocupados construyendo sus propias casas que han abandonado la mía. Las preocupaciones de Jesús ya no son su enfoque. Están consumidos por sus propios intereses.”
Creyente, pregúntate: ¿eres culpable de la misma deshonra? ¿Tienes la energía para correr a todas partes a atender tus propias preocupaciones—tus hijos, tu familia, tu entretenimiento—pero no tienes energía para los intereses del Señor? ¿Tienes tiempo para tu propia casa, pero solo unas horas el domingo por la noche para la casa del Señor? ¿Haces tiempo para ir de compras o ver la TV, pero tienes poco o ningún tiempo para la oración
Ahora Dios dice a través de Hageo: “Déjame enseñarte lo que les sucede a aquellos que abandonan mi casa y que “corren hacia su propia casa”: El profeta declaró:
Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos. (Hageo 1:6-11)
Hageo estaba diciendo: “Se esforzarán y esforzarán, pero no progresarán. Todo el dinero que hagan desaparecerá. A pesar de todo tu trabajo duro y tu esfuerzo, no tendrás suficiente.”
Ahora pregúntate: ¿está Dios “soplando” en tus finanzas? ¿Te preguntas porque trabajas tan duro pero todavía sigues quedándote atrás? ¿Encuentras curioso el que no encuentres satisfacción en lo que adquieres? Hageo nos dice por que todo esto esta ocurriendo “¿Por qué? Dice el Señor de loe Ejércitos: Porque de mi casa que es [abandonada]” (1:9)
Los creyentes en los tiempos de Hageo pudiesen haber tenido suficiente. Podían haberse regocijado en las bendiciones de su propia casa, bendiciones provistas por un Dios amoroso. Ciertamente, el Señor les dijo, “Todo este tiempo, les pude haber bendecido sus pasos, trayendo cosechas en las tierras y frutos en las viñas, bendiciendo sus hogares y sus familias. Pero como estaban tan consumidos por sus propios intereses, y abandonando mis preocupaciones, he causado que en sus vidas haya insuficiencia.” Así, que leemos:
Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová. (Hageo 2:17)
El Señor simplemente no aceptará estar en segundo lugar en ninguna de las vidas de su gente. Y a pesar del egoísmo y el abandono de Israel, el Señor no perdió la esperanza en ellos. Considera sus palabras a ellos a la altura de sus búsquedas egoístas:
Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. (Hageo 1:13)
“Tengo un propósito para ti. Y los amo demasiado para dejarlos desencaminarse.”
Agraciadamente había un pequeño remanente en Israel que tenía la capacidad de ser conmovida por la palabra de Dios. La Escritura nos dice que Zorobabell, Josué el sumo sacerdote y todos los ancianos respondieron al mensaje de Hageo: “El Señor movió el espíritu de Zorobabel, el hijo de Salatiell, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué…y el espíritu de todo el remanente de gente; cuando fueron a hacer el trabajo del Señor de los ejércitos, su Dios’ (Hageo 1:14)
Aquí esta el resultado de su obediencia; ahora que la casa de Dios ocupaba el primer lugar en sus corazones, les prometió bendecirlos, y hasta le puso fecha a ello.
Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. (Hageo 2:18)
Hageo les dijo: Aunque no has visto una bendición fresca a primera instancia. Sin embargo estás en plenitud como nunca habías visto. Aún antes de verlo ocurrir, puedes ahora estar seguro: desde este día en adelante, el Señor te bendecirá.”
Así como la iglesia en los tiempos de Hageo, el Señor no se dará por vencido de una iglesia candelabro, aunque haya caído en el egoísmo y el abandono. Y el primer trabajo de tal cuerpo y sus pastores es el preguntarse; “¿Tengo el corazón dispuesto para escuchar la palabra del Señor para nosotros, sin importar cuan duro suene?”
Una vez que el remanente de Israel fue conmovido, y regresó a construir la casa de Dios, comenzaron a darle a Dios lo que merecía. Estaban dando el diezmo, sirviendo y ofreciendo sus servicios a cada trabajo que lo necesitaba. También comenzaron a adorar corporalmente una vez más, trayendo a sus familias de nuevo al respeto hacia la casa del Señor, y dejando de desamparar la asamblea de su cuerpo. Entonces, tres meses desde el día que fueron conmovidos y retornaron al plan de Dios, comenzaron a ver las bendiciones que el Señor les había profetizado.
Así, que querido santo ¿Puedes honestamente decir, “O, Dios, mi corazón está abierto. Por favor, Jesús, enséñame--¿tengo el celo que tenía por tu casa? ¿Tengo el gozo que una vez tenía en ti? ¿Tengo todavía el hambre de caminar en intimidad contigo? ¿O, tengo mis propias intenciones echando a un lado tus preocupaciones?
Déjale hablarte de sus preocupaciones. Y camina en las bendiciones que él ha prometido proveerte, a la misma vez que cumples con su casa.


DIOS TE BENDIGA
SERGIO CALERO
PASTOR