domingo, 17 de agosto de 2008

LA CULTURA DE LA IMAGEN

Toda la palabra de Dios tiene que ser proclamada. Esto es La ley y el Evangelio, bendición y maldición.
Esta palabra de Dios proclamada debe presentarse ante la gente de la mejor manera posible. ¿Pero cual es esta mejor manera? ¿Qué es lo bueno? O podríamos preguntarnos ¿Quién determina la mejor manera?

Deberías tener en claro que eso no lo determina persona alguna sino el Señor.

Algunos piensan que el Señor Jesús era escuchado con agrado por la gente, que El hablaba muy fino y atrayente y que todos le escuchaban con agrado.

Al comienzo de su ministerio o manifestación daría esa impresión. Pero un poco más tarde advertimos una actitud muy diferente.

¿Qué hizo Jesús? ¿Adapto su mensaje? ¿Cambió la manera de presentarlo?

Leyendo el evangelio según Juan capitulo 6 encontraremos todo eso.

El día anterior nos encontramos con una multitud entusiasmada con Jesús. A tal punto que algunos decían: El es el profeta. Otros tenían ya la audacia de hacerle Rey.

¿Qué hizo Jesús al respecto?

Simplemente los eludió a todos.

Al otro día el gentío viéndose evitado lo volvió a buscar.

Tu dirás…bueno buscar a Jesús no tiene nada de malo.
Cualquier pastor que lea este artículo podría decir: ¡Eso es lo que deseo, una multitud que colme mi iglesia!

Pero, Jesús no estaba nada entusiasmado con eso. Es más El les va a mostrar las razones por las que le buscaban.
Jesús no estaba contento y menos aun satisfecho con la manera de buscarle ni con la fe superficial de ellos.

Jesús le hace ver a la gente la realidad de su incapacidad y les dice:

Juan 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere…

Jesús les hace ver lo unilateral de la obra de Dios como sigue:

Juan 6:45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

AH cuando esa muchedumbre oyó a Jesús hablar de la vida espiritual, algunos dijeron:

Juan 6:60 Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?

A continuación con Biblia en mano claro, podremos leer que muchos le abandonaron incluso muchos que se hacían llamar sus “discípulos”.

¿Cuál es la respuesta del Señor frente a este abandono masivo?

¿Qué hace el Señor al respecto? ¿Cambia o adapta su método de trabajo?

No. Antes lo contrario. Les pregunta a los discípulos:

Juan 6:67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?

¡Que sorprendente es esta pregunta! Y eso en un momento así.

Quizás alguno con buenos objetivos podría decirle a Jesús: Señor se nos vacía la iglesia, la multitud se va, nos quedamos solos…

Pero deberíamos prestarle mucha atención a lo que responde Pedro a tal pregunta de Cristo.

Juan 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.

Esta respuesta debería llamar toda nuestra atención. Pedro se ocupa de las palabras que Jesús había hablado. Conocía de primera mano el poder espiritual de ellas. Esas eran palabras que él y todos nosotros necesitamos. Y ese poder espiritual partía del hablar esas palabras por Jesús.

Otro hecho similar se produce con la predicación del apóstol Pablo. En 1 Corintios 1:17 Pablo escribe que Cristo le ha enviado para anunciar el Evangelio. Para algunos la manera de hablar de Pablo no les parecía tan estupenda y decían de su predicación:

2 Corintios 10:10 Porque a la verdad, dicen, las cartas son duras y fuertes; mas la presencia corporal débil, y la palabra menospreciable.

¿Cómo reacciona Pablo a tales críticas?

El pone de manifiesto que Dios le ha llamado precisamente para la obra del Evangelio.

Si por un momento nos remontamos a los tiempos del Antiguo Testamento había también quienes querían otra manera de presentar la administración de la reconciliación. Claro, querían ver más. Por ejemplo, una imagen. Para quienes leen la Biblia se encontraran con la historia del “Becerro de Oro”. Esta actitud la encontramos frecuentemente en el pueblo de Israel.

Al contrario de las reglas de Moisés el pueblo judío quiere un diseño del culto algo más concreto, más visible y no tan distante.

Pero Dios mal que te pese una y otra vez rechaza toda forma de querer a su propia manera o a tu propia manera de servirle.
Tu que dices amar a Dios, te olvidas del segundo mandamiento y pecas.
Los profetas señalan siempre que el Señor se debe y quiere que se le sirva de la manera que El mismo ha prescripto.

Esto tú lo puedes saber por la propia Palabra de Dios.

¿Cuál es la mejor manera de llegar a la gente?

No debemos pedir consejo de lo que la gente piensa de eso, sino al Señor y a Su Palabra y así sabremos que es Cristo mismo el que coloca la predicación de la palabra donde debe ir, esto es en el centro.

Eso hizo Juan el Bautista, el mismo Señor Jesús; esa era la manera de trabajar de todos los profetas y los apóstoles.
Jesús enseña que la Fe viene por el oír la palabra.
El Señor abrió el corazón de Lidia a la predicación de Pablo.

Hechos 16:14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.

¿Qué fue lo que abrió el corazón del los primeros tres mil convertidos el día de Pentecostés?

Ni por las señales del viento, el fuego y el hablar en lenguas, sino por la proclamación de la Palabra obro el Espíritu Santo en los corazones de esa multitud.

Predicar y oír son dos cosas parejas. La Biblia aplica esa norma.

La iglesia católica se aparta de esto con toda clase de formas, ceremonias y culto a las imágenes, fue la fuerza de la reforma, el 31 de Octubre se cumplirá 490 años, la que de nuevo puso la predicación de la palabra de Dios en el centro. Así debe ser hoy. No la imagen, ni la pantalla, sino lo hablado. La palabra proclamada.

El relato de la historia Bíblica debe permanecer en el centro de la enseñanza de todas las gentes. Y hoy más que nunca debemos en nuestras actividades permanecer en la Palabra. Sobre todo porque en este tiempo más que nunca hay un avanzado influjo de la cultura a la imagen y las supersticiones que con ellas trae similares a la época del oscurantismo.

Fíjense a que extremo llega esto que hoy no solo adquiere forma de “santos” y “santas” sino también esta superstición toma forma de ciencia.
El apóstol Pablo declara en su carta a los Romanos que han conocido a Dios porque la creación lo revela pero se dedican a adorar a las criaturas, no solo a los animales y personas que los hombres convierten en ídolos de plata, oro y otros metales preciosos, sino también a los astros y esta última variante idolatrica esta muy bien documentada.

La adoración que en la antigüedad se rendía al sol, la luna y a los astros se sigue practicando hoy en día de una manera muy generalizada en los horóscopos que tanta atención reciben a pesar de que se diga que no se cree en ellos. Si no se cree, ¿Por qué perder tanto tiempo en bagatelas que no sirven para nada? Lo cierto es que instintivamente se cree que la posición astral tiene un mensaje para el hombre.

Cuando se abandona al Creador, el ser humano se gira hacia la criatura. Es un cambio de dirección inevitable porque el hombre aun cuando no lo quiera reconocer, es bien poca cosa y necesita de una manera u otra ser guiado, a pesar de que la elección del guía sea en perjuicio propio. La persona que abandona a su Creador adora a la criatura sin un gran esfuerzo.

El término “ídolo” denota un objeto natural o una obra fabricada por el hombre y adorada después como un “dios”. La “idolatría” equivale pues a la veneración de objetos naturales (piedras, árboles, etc.) o manufacturados (estatuas, imágenes, etc.). Dicho de otro modo, el culto de los ídolos representa una forma aberrante, infantil y hasta demoníaca de la vida religiosa.

El Creador, El Señor, sigue hablándonos por su Palabra y el escucharla es también para niños, jóvenes y adultos de vital importancia y conocerán la verdad y la verdad los hará libres.
"LA FOTOGRAFIA CORRESPONDE A"
Oración a Señor, La Muerte tatuada en la espalda de un recluso en la cárcel de la ciudad de Corrientes. Según Batalla & Barreto, 2005.

http://www.iglesiaelresplandor.com.ar/

Dios te Bendiga.
Sergio Calero
Pastor