sábado, 20 de diciembre de 2008

SOLA SCRIPTURA

Lutero clavando las 95 tesis

En innumerables casos la historia vuelve a repetirse.
Ezequiel profetizó contra los pastores de Israel por causa de su falsa Doctrina y la corrupción de sus vidas.

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?
Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas.
No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.
Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado.
Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas.
Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová:
Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas;
por tanto, OH pastores, oíd palabra de Jehová.
Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. (Ezequiel 34:1-10)

Lo mismo ocurre en tiempos de Malaquías posteriormente de la restauración.
Jesús, el Hijo de Dios, vino y enfrentó una situación similar cuando echo a los cambistas y vendedores del templo.

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalén, y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados.
Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas;
y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mí Padre casa de mercado. (Juan 2:13-16)

El egoísmo y la avaricia llevaron a los religiosos de su día confeccionar un sistema que les dio enormes ganancias claro ¡Todo en el nombre de la religión y de la Santidad! Pero Jesús dijo:

Escrito está: Mi casa es casa de oración; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. (Lucas 19:46)

El inconveniente fue que los religiosos, sentados en la cátedra de Moisés, se habían independizado completamente de Dios, declarando costumbres e interpretaciones humanas como doctrina de Dios.
A la vez eso llevo a una corrupción de vida. Como consecuencia las multitudes fueron desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.

Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. (Mateo 9:36)

Si damos una mirada a la iglesia medieval encontramos el mismo mal. Con el correr de los años se había corrompido la doctrina.

Para interpretar la Biblia fue imprescindible depender de la iglesia, que a su vez apelo a la tradición apostólica, los libros apócrifos y los concilios.
Para colmo de males solamente se permitió la versión latina, la Vulgata de San Jerónimo.

Tampoco ayudo el método hermenéutico empleado, que consistía en encontrar en cada pasaje bíblico un significado literal, espiritual, simbólico, moral o místico.
Por lo tanto el significado verdadero de las Escrituras fue escondido bajo varias capas de tradición, interpretación y autoridad extra-bíblica.

Consecuentemente la salvación no fue un acto soberano de Dios, sino que estaba en las manos de la iglesia. No solamente fue corrompida la doctrina, sino la vida misma de los mismos ministros. Avaricia e inmoralidad estaban al orden del día.

En la experiencia de los reformadores confluyeron dos cosas importantes. El deseo de leer las Escrituras y el estudio del Nuevo Testamento en griego, en la edición editada pro Erasmo.

Traducciones erróneas de la Vulgata, como “Hacer penitencia” en vez de “arrepentirse” quedaron al descubierto.
La iluminación intelectual fue seguida por la revelación de la gloria de Cristo como único Salvador. Su insistencia sobre “Sola Scriptura” llevo la reforma a elaborar:
La doctrina de la Claridad (perspicuidad) de las Escrituras, aunque reconociendo que no toda la escritura es fácil de comprender, y no toda es de igual utilidad, reconocieron que Dios ha hablado al hombre en una forma entendible.

La doctrina del Espíritu Santo, que posibilita la interpretación privada de la palabra de Dios, sin depender de la iglesia. La regla de fe, cada texto debe ser interpretado de acuerdo con la doctrina revelada en el resto de la gloriosa Palabra de Dios.

Debemos preguntarnos:
¿Cuál es la situación en la iglesia contemporánea?

Cuando la iglesia emplea drama y danza, música folclore y rock “cristiano” para evangelizar ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.
Cuando no se leen las Escrituras en sus cultos ni se aprende textos y pasajes de memoria, a perdido confianza en la “Sola Scriptura”.

Cuando no aplica la disciplina correctiva con la Biblia en mano y el corazón lleno de amor inundado por el Espíritu Santo, ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.

Cuando las reuniones de sus líderes parecen más una junta de una empresa que un grupo de hombres que se guían por principios bíblicos, ha perdido confianza en “Sola Scriptura”.

AH, que pena si sumamos lo que hoy podría llamarse “analfabetismo bíblico” no es casual que la iglesia ha sido debilitada por innumerables y enormes escándalos.

Cuando Jesús echo los comerciantes del templo lleno el vacio con la pura palabra de Dios. Ocupo su última semana de vida en predicar. Luego de su resurrección ocupo su tiempo en enseñar a los apóstoles.

La iglesia de Jesucristo nació con un sermón, y los primeros misioneros emplearon toda clase de comunicación verbal par difundir la buenas nuevas.
Ellos, si, creyeron en “Sola Scriptura”.

Los reformadores solamente volvieron a afirmar un principio bíblico que siglos fue ignorado por la iglesia. Hoy creo necesario volver a afirmar el mismo principio.
El apóstol Pablo diría a cada uno de nosotros:

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. (2 Timoteo 4:1,2)

Dios te bendiga.
Sergio Calero
Pastor