martes, 22 de abril de 2008

LA MALDAD SIEMPRE PRESENTE Y LA AYUDA CONSTANTE DEL SEÑOR



07 marzo
LA MALDAD SIEMPRE PRESENTE Y LA AYUDA CONSTANTE DEL SEÑOR

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” (Efesios 6:12).

Si ignoramos cual es nuestra batalla y con quien estamos peleando, entonces con seguridad, amados, seremos derrotados.
Hay un enemigo muy real de nuestras almas, que vela constantemente, Y este enemigo está trabajando contra nosotros, día y noche. El apóstol Pablo quiere asegurarse que debemos advertir esta realidad contundente.

Todo el Nuevo Testamento nos advierte que no ignoremos las artimañas y todas las astucias de Satanás. Esto no significa que debemos temer o que exaltemos el poder del diablo. Pero, Satanás todavía es el “príncipe de la potestad del aire”

Efesios 2:2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,

El diablo gobierna un imperio perverso de poderes demoníacos. Estos principados cumplen su constante orden de perseguir continuamente al pueblo de Dios.
Es extremadamente peligroso estar ciegos a las astucias de Satanás. Simplemente tenemos que aceptar que nuestra cruzada presente no es humana.

No importa la lucha que enfrentemos, nuestro conflicto no es nada menos que una batalla sobrenatural que se esta desplegando en las regiones celestes espirituales.
Es por eso que Pedro insiste:

1Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;
1Pedro 5:9 al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.

No olvidemos que Pedro experimento esto de primera mano. Jesús le había advertido:
Lucas 22:31 Simón, Simón, Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.
Cristo sabía que el demonio quería a este apóstol. Y Jesús le dio una amplia exhortación a Pedro de lo que le iba a venir.
Amados cuando nos decidimos definitivamente a rendirnos por completo a Cristo, a rendir nuestra voluntad a El y que Jesús sea el todo en nosotros, debemos esperar ser asaltados por una maldad siempre presente.
Si esto te representa, Satanás y sus potestades vendrán detrás de ti con acusaciones, impedimentos, mentiras que desbordarán tus pensamientos.

Serás tentado, perseguido, interrumpido en tus oraciones. Debes saber, que todo esto es una conspiración de maldad, lanzado directamente contra tu fe y el objetivo principal del diablo será sacarte lo antes posible de la batalla espiritual.
Uno de esos días en el monte de oración de nuestra iglesia, nos dispusimos a orar como es habitual a las seis de la mañana. Estábamos de rodillas y le indique a uno de mis hermanos que comenzara a orar.
Con un gesto de aprobación me dio su consentimiento pero su rostro estaba mudado como si hubiera sido golpeado por la cantidad de situaciones difíciles que este siervo de Dios estaba atravesando.

Las plegarias apenas se podían oír, sus palabras al Señor apenas salían de su boca. Un hermano que se encontraba próximo a él, se paro como un resorte, puso sus manos sobre la espalda de este siervo y le dijo:
“Eres un hijo del Altísimo, eres hijo de Dios, por lo tanto clama a Cristo en voz alta y reprende toda la obra del diablo”.
Me quede de rodillas y solo oía. El consejero volvió a su posición de rodillas, en clara señal de comenzar a orar. Las palabras del que recibió consejo aún no salían de su boca.

Lo llame por su nombre y le dije: Vamos a la batalla, estamos para sostenerte.
El afligido en todo contesto: No puedo e inmediatamente irrumpió en llanto.
Me puse en pie e inmediatamente llame al consejero. Hice poner en pie al atribulado y luego de hacerle renunciar a todas las obras del infierno y algunas confusiones que por este medio no voy a develar le dije:

Amado, vamos a la batalla, no estamos solos, Jesús no va a proveer de fuerza sobrenatural para esta lucha.
Querido lector, este hombre comenzó a orar como nunca lo había hecho en un año entero. Reprendía y echaba fuera de su vida toda obra satánica, su oración era llena y guiada por el Espíritu Santo. Y hoy en día sigue en la misma posición, definitivamente pudo comprender que su lucha no era algo meramente natural; y su vida espiritual dio un cambio verdaderamente profundo.
Pablo comprendía todo esto. Cada día de su vida, Satanás molestaba a este devoto apóstol con ataques atormentadores del infierno mismo. Tenemos un informe de estos asaltos en el libro de Los Hechos y en las propias epístolas de Pablo. Lo vemos castigado en cada vuelta, en el cuerpo, en la mente y en el espíritu, hasta llegar al punto de la muerte física. En un punto, Pablo declara claramente:

“Satanás nos estorbó” (1 Tes. 2:18).

Sin embargo, a pesar de todo, Pablo dice, que Dios le abasteció con una gracia más que suficiente.
Satanás no se molestara en atormentar a sus propios hijos. Eso es porque él no tiene litigio con ellos. Jesús dice de esta clase de gente:

Juan 8:44 “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer”

No, las armas del diablo son apuntadas contra unos pocos selectos. Él esta detrás de aquellos que han dispuesto sus corazones para buscar a Cristo. Estos santos tienen un amor apasionado por Jesús, y se han encerrado en la cámara secreta de la oración para buscarle.

Han determinado caminar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne y han establecido obedecer su Palabra.
Si tú eres uno de tales creyentes, hay una cosa que debes saber: Nunca estarás libre de los asaltos del enemigo. Satanás tiene algo en la mente y esto es marchitar tu fe. Él quiere que dudes de la fidelidad de Dios. De esta manera, te bombardea con problemas y pruebas hasta que finalmente llegues a pensar: “¿Cómo puede el Señor estar conmigo en medio de todo esto?”
Hoy muchos siervos de Cristo de mucho tiempo, están empezado a dudar del Señor en medio de sus pruebas.

Estos santos no pueden advertir o darse cuenta que están bajo el ataque del infierno mismo. Simplemente no entienden lo que están pasando.
No te equivoques: los ataques del enemigo son particularmente bravíos en estos últimos días. En mi opinión, nuestra generación necesita la dirección de Dios más que ninguna otra y al igual que Eliseo una doble porción del Espíritu Santo. Sin embargo, Satanás quiere convencernos que cuando más desesperadamente necesitamos de Jesús, nuestro Señor nos abandonará.

Esta clase de ataques simplemente no va a parar hasta que Cristo regrese. Por supuesto, experimentaremos tiempos de gracia debido a la misericordia del Señor. Pero, la realidad es, que estamos en una batalla constante. Y debemos reconocerla como tal.
Resistamos y no dudemos, la presencia constante del Señor está siempre en nosotros. Y si El esta siempre presente en nosotros, entonces El desea una conversación continua con nosotros. Él quiere que hablemos con él sin importar donde estemos: en el trabajo, con la familia, con los amigos, aún con los no creyentes.

Me niego a aceptar, junto con toda esta iglesia en Temperley, la mentira que Satanás ha lanzado sobre mucho del pueblo de Dios: que el Señor ha dejado de hablar a su pueblo. El enemigo quiere que pensemos que Dios ha permitido que Satanás aumente en poder e influencia, pero que Cristo no ha equipado a su propio pueblo con mayor autoridad. ¡No, nunca! La Escritura dice:

Isaías 59:19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.

No importa lo que el enemigo traiga en contra de nosotros. El poder de Dios en su pueblo siempre será mayor que los asaltos de Satanás.
Este versículo de Isaías se refiere actualmente a la guía estandarte, quien siempre iba adelante del ejército de Israel. El Señor siempre guió a su pueblo en la batalla detrás de su poderoso estandarte. De la misma manera hoy, Dios tiene un poderoso ejército de huestes celestiales quienes cabalgan bajo su bandera, listos para ejecutar sus planes de batalla a nuestro favor, por lo tanto no temanos.
Puedes preguntar:

“Entonces, ¿cómo trae Dios su ayuda en nuestros problemas?”
Su ayuda viene en el don del Espíritu Santo quien mora en nosotros y hace la voluntad del Padre en nuestras vidas. Pablo nos dice una y otra vez, que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Somos el lugar en la tierra donde el Señor habita.
Por supuesto, a menudo repetimos esta verdad en nuestras adoraciones y testimonios. Sin embargo, muchos de nosotros, aun no lo tomamos con seriedad. Simplemente no comprendemos el poder que reside en esta verdad. Si en realidad lo entendiéramos y confiáramos en ella, nunca más estaríamos temerosos o consternados.

Muchos cristianos están tentados a pensar que deben lograr alguna emoción para oír a Dios. No, el Señor está diciendo: “No tienes que pasar horas esperando por mí. Yo habito en ti. Estoy presente para ti, noche y día.”
Escucha el testimonio de David:

Salmo 16:7-8 “Bendeciré al Señor que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia. Al Señor he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra no seré conmovido.”

David está declarando: “Dios está siempre presente delante de mí. He determinado tenerlo presente en mis pensamientos. Fielmente él me guía día y noche. Nunca tengo que estar confundido.”

Algunos cristianos dicen: “El Señor nunca me habla. Nunca he oído su voz.” Yo cuestiono esto. ¿Cómo podemos declarar que el Espíritu de Dios vive y obra en nosotros, pero él no nos habla? Si decimos que vivimos y caminamos en el Espíritu, si él siempre está presente en nuestro corazón, siempre a nuestra mano derecha, listo para dirigir nuestras vidas, entonces él quiere conversar con nosotros.

Cristo desea tener un diálogo, escucharnos y también hablar a nuestras vidas, y por supuesto guiarnos en el arenal.
Algunos creyentes temen escuchar las “voces interiores.” Piensan que terminarán siendo engañados por su carne, o peor, por el enemigo. Lo hicieron antes y terminaron en un desastre. Estoy de acuerdo que esta es una preocupación válida para cada siervo de Jesús. Después de todo, el diablo le habló a Cristo mismo. Y él les habla, incluso, a los más santos del pueblo de Dios.
Pero, muy a menudo, esta clase de precaución se convierte en un temor paralizante. Y este temor impide que muchos cristianos se lancen en fe, confiando en el Espíritu de Dios para que fielmente guíe sus pasos. Lo cierto es que, aquellos que pasan tiempo en la presencia de Dios, aprenden a distinguir su voz de tantas otras. Jesús dijo de sí mismo:

Juan 10:4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,

Aquí está nuestro resguardo, Jesús, el Buen Pastor, nunca permitirá que Satanás engañe a ningún santo que confía plenamente en su presencia constante. Él promete hablar claramente a todos aquellos que se comunican diariamente con él. Por contraste, si no damos un paso en fe, si nos negamos a confiar en la guía del Señor, con seguridad caeremos en decepción. ¿Por qué? Si no confiamos que su Espíritu nos habla, la única voz en la que confiaremos será la de nuestra carne. Por ende si seguimos la voz de la carne estamos condenados al fracaso.

Siervos y Siervas del Señor toda vez que el Espíritu Santo habló, aquellos que escucharon, supieron inequívocamente que era su voz. Y el Espíritu habló con instrucciones claras, precisas y detalladas.
Considere las instrucciones del Espíritu al gentil Cornelio:

Hechos 10:5-6 Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas.

¡Que instrucciones detalladas!
Mientras tanto, Dios le dio similares instrucciones detalladas a Pedro, diciéndole que hombres de Cornelio estaban en el camino:
“…le dijo el Espíritu: He aquí tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende, y no dudes ir con ellos, porque yo los he enviado.” (Hechos 10:19-20)

El Espíritu obró de la misma manera también en la vida de Pablo. En Hechos 9, cuando todavía se llamaba Saulo, estuvo ciego por tres días en Damasco. Dios instruyó a un hombre llamado Ananías para que fuera donde Pablo y orará por él.
Estas fueron sus instrucciones detalladas:

“Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.” (Hechos 9:11-12).

Encontramos al Espíritu Santo dando aún más específicas instrucciones en el Hechos 27. Pablo estaba en una nave que, por varios días, había sido sacudida fuertemente por una tormenta. Precisamente cuando los marineros estaban vencidos, Pablo fue movido a animarlos con este detallado mensaje:

“Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.”(Hechos 27:22-24). Ciertamente, todo sucedió como Pablo dijo.

Dime, ¿dónde dice la Escritura que el Espíritu Santo dejó de dar instrucciones detalladas al pueblo de Dios?
¿Cuándo dejó el Espíritu de estar presente en nuestras vidas?
¿Cuándo se retiró su presencia de nuestra mano derecha?
Si el demonio habla a sus propios hijos ¿porqué el Señor menospreciaría a su propio pueblo que le busca día y noche?
Pero, debemos comprender: el tipo de caminar sensible que nos permite oír la voz de Dios no viene de la noche a la mañana. El Espíritu tiene que enseñarnos a buscarle en nuestra vida diaria. Sólo entonces podrá dirigir nuestros pasos. El Salmista habla de este proceso de aprendizaje:

¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger. (Salmo 25:12).
Si reconocemos a Dios en todos nuestros caminos, él será fiel en hablarnos. Su Palabra promete:

“Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.” (Proverbios 3:6).

Amados oigamos la palabra acompañada con fe.

Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy el Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir. ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar.” (Isaías 48:17-18).

Mi amante Padre sigue librándome de mis fracasos, no solo a mi; a ti también. Y todavía estoy aprendiendo. Quiero que su paz sobrenatural fluya como un río en mi alma. ¿La quieres tu también para tu vida?
Israel nunca aprendió a confiar en la siempre presente ayuda de Dios. El Señor les guió a través del desierto con una columna de nube de día y un pilar de fuego en la noche. Estas obras sobrenaturales eran recuerdos visibles al pueblo de Dios de su presencia constante entre ellos. Él estuvo a su diestra cada hora del día. Y él los dirigió como un pastor compasivo y cuidadoso. Cuando ellos le obedecieron, estuvieron seguros y en paz, sin importar los obstáculos que tuvieran que enfrentar.
Sin embargo, a pesar de la guía amorosa de Dios:
“… no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación. Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos. Por tanto, consumió sus días en vanidad, Y sus años en tribulación.” (Salmo 78:22-23, 33).

¿Puedes ver lo que el Salmista dice aquí? Él esta conectando la nube y fuego sobrenaturales en la salvación de Dios. Confiando en esas señales, literalmente, podrían haber salvado las vidas de los israelitas. Pero, debido a que no confiaron en la obra de Dios a su favor, terminaron perdidos, vagando en confusión por el resto de sus días y caídos en el desierto más espantoso.
¿Cómo reacciona él a nuestra incredulidad? Él dijo de las murmuraciones de Israel: “Por eso me disgusté contra aquella generación y dije:

Siempre andan vagando en su corazón y no han conocido mis caminos.’… ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de su incredulidad. (Hebreos 3:10, 17-19).
También se nos advierte:

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4:1, 11).

Hoy, escucho al Señor preguntándole a su iglesia: ¿Crees que todavía hablo a mi pueblo? ¿Crees que deseo darte mi ayuda y mi guía? ¿Crees, realmente, que deseo hablarte diariamente, en cada hora, momento tras momento?”
Nuestra respuesta tiene que ser como la de David. Este piadoso hombre sacudió al mismo infierno cuando hizo esta declaración sobre el Señor:

Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió (Salmo 33:9).

Aquí esta el pacto de Dios prometido para cada generación que cree a su Palabra y que él quiere decirnos a nosotros:
El plan de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. (Salmo 33:11).
¡El Creador del universo anhela compartir sus pensamientos con nosotros!

La Escritura remarca esto claramente: Nuestro Dios habló a su pueblo en el pasado, está hablando a su pueblo ahora, y continuará hablándonos hasta el fin del tiempo. Más sobre este punto: Dios desea hablarte a ti sobre tu problema hoy. Él puede hacerlo a través de su Palabra, por medio de amigos piadosos, o a través de la voz quieta y apacible del Espíritu, susurrándote, “este es el camino, camina en él.”

Pero, no importa los medios que él use, reconocerás su voz. Las ovejas conocen la voz de su Pastor. Y él es fiel para:
“guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra” (Salmo 97:10).

Amada iglesia de Cristo en Temperley; la lucha no tiene tregua, el diablo vendrá pero recuerda esto:

Isaías 54:16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir.

Isaías 54:17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Jehová, y su salvación de mí vendrá, dijo Jehová.

Resistamos al diablo y huirá de nosotros. Avancemos en el propósito del Señor buscando constantemente su dirección. Cristo nos guiará y si somos obedientes hoy a su voy y no endurecemos nuestros corazones, hermanos, seremos protagonistas de enormes conquistas de la mano del que vive por los siglos de los siglos. Amen.

Dios te bendiga
Sergio Calero
Pastor