martes, 29 de abril de 2008

NO DESCUIDES UNA SALVACION TAN GRANDE


“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3).

De ningún modo debemos pasar por alto lo que el Espíritu Santo nos dice a través de este versículo bíblico.
Iglesia, Dios espera que nosotros tengamos un corazón abierto que escuche su voz y un ardor para oír de él.

Pero, aun después que muchos escuchan advertencia tras advertencia, hay creyentes verdaderos que están ignorando al Señor y descuidan su regalo tan grande de salvación.

¿Cómo puede pasar esto?

Tales creyentes han perdido pasión por el Señor, Cristo ha dejado de ser el deseo de sus almas.
Si somos sinceros con nosotros mismos deberíamos hacernos estas preguntas:

¿Para que querrá el Señor a seguidores dormidos, tibios, indiferentes y desinteresados en el cielo con El?
¿Por qué querrá a aquellos que están avergonzados de El en la tierra, quienes están aburridos con las cosas de Dios, quienes no les importan la iglesia, el compañerismo o la intimidad con Cristo?

Nuestro propósito en el cielo será para adorar al Señor y servirle por siempre. ¿Cómo puede alguno esperar regocijarse de la eternidad, si no pueden sostener el caminar con Jesús aquí?
El libro de Cantares nos muestra la gran pasión que tiene la virgen por el novio, ella constantemente desea estar y permanecer a su lado.

“Mi amado es mío, y yo suya” (Cantares 2:16).

El deseo del verdadero cristiano es:

“Señor te deseo a ti en todo tiempo. Pienso en ti cada noche, mientras me acuesto. Y cada mañana cuando despierto, mi corazón va tras de ti.”

Leamos el libro de Isaías:

“O Jehová, te hemos esperado; tu nombre, y tu memoria son el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mi, madrugare a buscarte” (Isaías 26:8-9).

¿Es esta nuestra pasión, nuestro más alto deseo, nuestro más profundo anhelo?
Amados sino lo es, cada día que pasa tu lámpara se está apagando, la escasa relación que estas teniendo con Jesús se esta muriendo lentamente y esto es peligroso, las escrituras claramente advierten:

“¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3).

Muchos creyentes caminan por la vida pensando que jamás partirán de este mundo, y lo peor aún es que Cristo viene a buscar a su iglesia y ambas cosas son una realidad contundente.
Si duermes en el Señor o Cristo viene, debes estar preparado.
Aquellos creyentes que descuidan su regalo de salvación no están preparados para el regreso glorioso del Señor.

Cristo te vistió con vestiduras de salvación, te embelleció como a novio y te ha adornado con joyas como a novia, tal cual dice Isaías, pero con todo esto no estas gozándote ni alegrándote en tu Dios.

“En gran manera me gozare en Jehová, mi alma se alegrara en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeo con manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.” (Isaías 61:10).

¿Qué esta ocurriendo?

Un espíritu de sopor a caído sobre la iglesia en general, y hablo de la iglesia en todo el mundo.
Hay un cansancio abrumador sobre miles de millones de creyentes.
Cientos de miles de creyentes están ahora mismo durmiendo.
Jesús claramente advierte sobre esto a todo creyente en su parábola.

“Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.” (Mateo 25:5).

¡Si, todas!
Todas las vírgenes, tanto las insensatas como las prudentes, estaban dormidas. Cristo estaba describiendo una iglesia durmiente justo antes de su regreso.
Él advierte en Marcos:

“Velad, pues, porque no sabéis cuando vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad.” (Marcos 13:35-37).

¿Dormidos mientras el Señor regresa?

La parábola de Cristo es difícil de comprender. ¿Cómo pueden estar durmiendo las vírgenes prudentes? ¿Cómo puede ser que un siervo piadoso, quien se ha preparado para el regreso de Jesús por tanto tiempo, este dormido mientras el Señor se acerca?
¡Cabecearon todas y se durmieron!

El apóstol Pablo nos amonesta diciendo:

“…que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora esta mas cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.” (Romanos 13:11).

La advertencia de Pablo sugiere que justo antes del regreso de Jesús, un gran sueño caerá sobre muchos cristianos. Hasta los justos estarán en peligro de dormirse.
Pablo sigue advirtiendo:

“Por lo cual dice: Despiértate, tu que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrara Cristo. Mirad, pues, con diligencia como andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.” (Efesios 5:14-16).

El apóstol nos anima, “Despiértate, iglesia. No sean vírgenes durmientes. Sean sabios, y manténganse vigilantes por el regreso del Señor.”

El también dice:

“Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.” (1 Tesalonicenses 5:6-7).

Debemos confrontarnos con una realidad rotunda, aquel que dice ser cristiano y no aparta tiempo para tener comunión con el Señor esta en grave riesgo de ser un cristiano… “De nombre solamente”
Isaías describe un suceso algo extraño:

“Echaran mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.” (Isaías 4:1).

Siete vírgenes estaban tratando de hacer un pacto especial para casarse con cierto hombre. Pero, el amor no fue mencionado en este compromiso. Ni una palabra se susurra acerca de una responsabilidad, intimidad, cariño, dejando a otros y manteniéndose fieles.
¿Qué esta pasando aquí?

Isaías nos esta diciendo:

“Estas mujeres no quieren a un esposo que pudieran amar o quien supliera sus necesidades. Todo lo que querían era el nombre de este hombre. Están buscando un matrimonio sin amor ni compromiso, que les ofrezca cierto status y les quite la verguenza."

Hoy en día hay creyentes que solo quieren el nombre de Jesús y su bendición pero a la vez están resueltos a hacer su propio camino a hacer lo que les plazca o lo que quieran. Y a la vez desean ser vistos y conocidos como cristianos. Estos creyentes no quieren intimidad con el Señor.
No quieren ser vestidos con ropas de justicia y rectitud.
Solo quieren vivir para si mismos.
Solo quieren disfrutar de una asociación.
Lo increíble de todo es que Dios a tales creyentes aun los sigue bendiciendo y prosperando pero ellos no tienen un “gracias Señor” y menos un “¿Qué necesitas de mi?”

Puedes declarar: “Bueno, yo sé que Dios me ama.”

“Con toda seguridad el te ama”.

Pero debes preguntarte: ¿Que paso con la iglesia del antiguo testamento que fue sacada de la esclavitud de Egipto?
Toda una generación postrada en el desierto porque no quisieron que sus corazones fueran cambiados o transformados.

Hebreos 3:7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oyereis hoy su voz,
Hebreos 3:8 No endurezcáis vuestros corazones,
Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
Hebreos 3:9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron,
Y vieron mis obras cuarenta años.
Hebreos 3:10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación,
Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos.
Hebreos 3:11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

Algunos pueden contestar, “Las cosas serán diferentes cuando muera. De repente, cambiare. El Señor me dará un corazón nuevo en ese momento. Entonces, querré servirle.”

La muerte no cambia nada. Serás conocido entonces como eres ahora. Y el carácter que posees aquí es el mismo carácter que tendrás cuando estés ante el Señor. Si eres un tibio ahora tendrás el mismo carácter entonces. Si mueres como un creyente a medias, un cristiano de nombre solamente, así es como serás revelado en el día del juicio.

La Biblia dice que todos tenemos que presentarnos ante el en el día del juicio de Cristo. Cuando ese tiempo llegue, el Señor nos pedirá que le demos cuenta de nuestra vida. Él demandara en saber como pasamos nuestro tiempo. ¿Cómo esperas contestarle?

1Juan 4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

No mal interprete; Dios ama y tiene esperanzas por su pueblo arrepentido pero que ahora mismo esta durmiendo. Un pueblo que descuidan a Cristo y que ni siquiera piensan en él y sus necesidades.

Antes de este sueño los creyentes ansiaban su venida y diligentemente se preparaban para encontrarse con él. Estaban completamente despiertos, sus corazones apasionados, sus mentes y almas llenas de fogosidad por Cristo. Pero al pasar el tiempo, estos mismos creyentes sabios comenzaron a separarse de él lentamente. Después de tiempo, se han unido a la conjunto de vírgenes insensatas que Jesús describe en su parábola.

Puedes expresar, “Yo no soy una de las vírgenes insensatas. Admito, que no soy el testigo ardiente que una vez fui para Jesús. Aun tengo amor en mi corazón por él. Leo mi Biblia, asisto a la iglesia fielmente.”

¿Pero, tienes ahora pasión por Cristo?
¿Tienes hambre y sed por más intimidad con él?
Confiesas amarle pero, ¿es amor frío o tibio?
Si realmente eres una virgen sabia, si nunca has abandonado tu amor íntimo por Jesús, considera esta advertencia de Proverbios:

“La pereza hace caer en profundo sueño y la persona negligente padecerá hambre.” (19:15).

Puede que no te consideres perezoso; pero pereza es la palabra exacta para describir la ciénaga espiritual de muchos cristianos que una vez estuvieron apasionados por Jesús.
La realidad es que la pereza los venció cuando comenzaron a permitir cosas insensatas y carnales en sus vidas que nunca antes hubieran permitido. Mientras permitían estas cosas, gradualmente dejaron que su celo menguara. Y pronto fueron dejando sus horas dedicadas a la oración y la piedad. Y poco a poco se convirtieron en creyentes extenuados, postrados y tibios. Y al pasar el tiempo, cayeron en un verdadero sueño peligroso.

¿Redimimos tiempo para estar con Cristo?
¿Estas poniéndote perezoso en tu dedicación a la palabra de Dios?
¿Estas en el sueño profundo?
No permitas que tu lámpara muera.

Ahora más que nunca debes prestar debida atención al clamor de medianoche.
“Y a la medianoche se oyó un clamor:…” (Mateo 25:6).

Hoy en día, no tan solo hay a pastores perezosos y creyentes durmiendo; también hay cristianos extraviados por el placer quienes se están moviendo sin temor a concupiscencias de todo tipo. Pero, a pesar de toda esta maldad y pereza, Dios no ha abandonado a su pueblo.

Por el contrario, él ha mandado a sus pastores fieles a advertir a gritos. Y estos santos atalayas no serán silenciados. A pesar de ser despreciados, escarnecidos y ridiculizados, estos siervos declaran el mensaje que arde en sus corazones a toda voz. “La hora es medianoche; y el novio viene por su novia. Pronto Jesús estará a la puerta. ¡Tu que dices ser cristiano, prepárate para encontrarte con el Señor!”

Y esto no es todo, la palabra de Dios (la Biblia) nos dice que se escuchará un segundo clamor. Todavía no escuchamos este clamor; pero pronto lo escucharemos. Lo escucharemos mientras Dios comienza a moverse con poder para atraer la atención del mundo descarriado. Y lo escucharemos mientras vemos cumplirse las palabras de Jesús ante nosotros:

“Los hombres quedarán sin aliento por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” (Lucas 21:26).

Las señales a nuestro alrededor están apuntando a la pronta venida del Señor.
Cuando el momento de la aparición de nuestro Señor finalmente llegue, este clamor se levantara de la iglesia durmiente: “¡Nuestras lámparas se han apagado!” Muchos se darán cuenta que no tienen lo necesario para continuar. De repente, los fríos y tibios correrán de un lado a otro, desesperados por ganar el tiempo perdido. Les rogaran a sus pastores, “Ayúdeme, no sé que hacer. Estoy muerto espiritualmente. Por favor, dígame como enfrento esto.” Pero muchos de esos pastores estarán tan confundidos y perplejos como sus ovejas.

Ya Jesús nos advirtió en su parábola: “Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio;…” (Mateo 25:10).

Las vírgenes prudentes les habían dicho a las insensatas que compraran aceite para sí mismas. Pero mientras las insensatas se fueron, llegó el novio.
Cuando ese momento llegue, no tendremos tiempo para desarrollar el carácter de Cristo en nuestra alma. No tendremos tiempo para desarrollar nuestros recursos espirituales. Y los durmientes se van a dar cuenta que no están preparados. Gritaran angustiados, ¡Estoy vacío y seco! He perdido todo mi tiempo persiguiendo cosas necias. He malgastado mi vida por completo. El Señor esta apareciendo y no estoy listo.

¿Qué pasará con los cristianos insensatos?
Cuando el novio cerro la puerta, las vírgenes insensatas se quedaron afuera, gritando, “Señor, ábrenos. Déjanos entrar.” Pero el novio contesto:

“De cierto os digo que no os conozco.” (Mateo 25:12).

En ese punto, no se puede decir nada. No se puede hacer requerimiento. El Señor declarara, “La puerta esta cerrada.”
Aquí esta la prueba en las propias palabras de Cristo que solamente los creyentes verdaderamente salvos serán incluidos en su boda. Todos aquellos que trataron de echar mano del pecado en este mundo, quienes solo querían su nombre pero no su amor, se quedaran fuera.
Las buenas noticias es que todavía hay tiempo. La puerta aun esta abierta; y el mayor deseo del Señor es tenerte a su lado para la cena de bodas del Cordero. El te ama aun en tu abandono. Y si eres honesto, estarás de acuerdo con su Palabra:

“Si, esta parábola me describe a mí. Me he puesto perezoso. No quiero convertirme en una virgen insensata, y alejarme. Quiero estar listo mientras que el día del Señor se aproxima.”
Si quieres ser una virgen prudente o sabia, hay dos pasos que debes tomar. Son pasos sencillos, pero no pueden ser pasados por alto si debes ser incluido entre las vírgenes prudentes:
Haz de Cristo el centro de tu pensamiento.

Cuando te levantas por la mañana, susurra su nombre. En la noche, mientras te vas a acostar, llama su nombre en tu mente y de rodillas.

“…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8).

Jesús es todo lo que es de buen nombre, piensa en él todo el tiempo, en cualquier lugar donde te encuentres.

“El Señor conoce los pensamientos de los sabios,…” (1 Corintios 3:20). Dios guarda todos tus pensamientos. Él sabe cada vez que piensas en él. Así, que dale todos tus pensamientos de ‘acción de gracias.’

Ora a través del día, “Señor, ten misericordia de mí, un pecador.”
Esta oración sencilla es el aceite para tu lámpara. Al hacer esta oración diariamente es como comienzas a prepararte para encontrarte con el Señor. Le estas diciendo a Dios, “Padre, no soy digno de ser llamado por tu nombre. Necesito tu misericordia. Me doy cuenta que no soy quien pensaba que era. Pensaba que era una buena persona. Pero, cualquier migaja de bondad que yo tenga no me sirve de nada. Todo es trapo inmundo a tu vista. Yo sé que no puedo ser salvo por mis buenas obras. Necesito tu gracia; me humillo ante ti ahora. Señor, ten misericordia de mí, un pecador.”

Señor quita de mi todas mis rebeliones y perdona mi iniquidad.
Cuando el publicano primero hizo esta oración, Jesús dijo de él, “Os digo que este descendió a su casa justificado…” (Lucas 18:14). En otras palabras, aquí tenemos a uno al cual Jesús le abrirá la puerta.

“…y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” (Hebreos 9:28).
A esta altura deberías preguntarte:
¿Estoy esperando su regreso?
¿Deseo ver al Señor cara a cara?
Arrepiéntete y determina buscar a Jesús con todo tu corazón, mente, alma y fuerza. El promete que si lo haces, de seguro lo encontrarás y estarás con él.

Apocalipsis 3:20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

Dios te bendiga.

Sergio Calero
Pastor