jueves, 15 de mayo de 2008

LA FABRICA DE YO-YO




No creo…aunque quizás alguien se pregunte que es un yo-yó.



Es pues un juguete de niños en forma de pequeño disco giratorio que mediante un cordel se hace subir y bajar.



¿En que esta pensando la cristiandad evangélica?



Divididos en innumerables e incontables facciones a tal punto que ya casi no saben quienes somos y apenas pueden reconocernos como hijos de Dios, hemos desarrollado por herencia o no, una lastimosa visión egocéntrica de la vida cristiana.



Hoy en día la iglesia en general no para de sufrir y agonizar.
La situación general de la misma es de decadencia y total frialdad, aunque claro hay excepciones.
Podemos buscar respuestas a la falta de vida que existe hoy en la iglesia o respuestas a la iglesia sin vida.



Algunos sostienen que el fenómeno es por falta de oración, santidad, consagración y algunas otras cosas más.
Creo que deberíamos preguntarnos:



¿En que se ha convertido el evangelio de hoy?
Otra pregunta que deberíamos hacernos es:
¿Que están pensando los líderes de la iglesia organizada?



Y por último:



¿En que piensan los hermanos que conforman la iglesia?
Si damos un vistazo y no demasiado agudo a la cuestión, podremos advertir lo siguiente:
Los pastores en general piensan en el éxito de su propia congregación y ministerios; por ende los hermanos piensan en su propio bienestar personal.
Siendo esto así, el evangelio se ha convertido en un medio para alcanzar fines y estos puramente individuales.



El individualismo se ha entronado en el corazón de los hijos de Dios.
Aunque no somos del mundo, hemos adoptado sus principios.
Toda nuestra vida cristiana esta puesta sobre las ventajas individuales que pudieran obtenerse con el evangelio.



Lamentablemente estamos muy ocupados con las cosas del “yo”.
Y esto es tan así que hoy tenemos fábricas en todo el mundo de yo-yó.
Lamentablemente debo decir que a este yo-yó no lo sube ni lo baja la mano del Señor.
¡Cuan ocupada está esta fábrica en las cosas del “yo”!



La prosperidad sobre todo, la realización personal, la sanidad interior, el éxito y otras cosas semejantes ocupan el primer lugar en el corazón mismo de la iglesia y todas ellas son el individuo mismo, con sus deseos, sus choques emocionales, temores, sus sospechas y su confianza en lograr alguna cosa.



Voy a insistir en que el evangelio trae prosperidad, salud y por su puesto también trae realización sin embargo de un modo completamente diferente al esperado por el hombre.
Junto con mi esposa, hace ya dieciséis meses que estamos trabajando en la zona sur de la provincia de Buenos Aires y es un hermoso regalo el poder servir a todos nuestros hermanos en la ciudad de Temperley partido de Lomas de Zamora.



En estos meses de incansable labor nos hemos propuesto hacer a un lado todas las energías y habilidades del alma, para dejar vía libre a una vida en el Espíritu, porque por medio del Espíritu de Dios es derramado su amor en nuestros corazones.
Cristo nos libera del “yo” junto con todas sus ataduras, para vivir una vida compasiva de amor fraternal y misericordia.



Estamos plenamente convencidos que la iglesia debe ser edificada no en relaciones independientes sino en relaciones interdependientes dado que esto es lo que Cristo persigue como fin inmediato.



Vamos por este camino:



“Vestíos pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.
De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vinculo perfecto” (Colosenses 3:12-14).



El individualismo personal esta muy lejos del propósito eterno de Dios.
Como hijos de Dios, El no nos ha llamado a vivir encerrados en nosotros mismos.
Necesitamos urgente dejar la fábrica del profundo egoísmo e individualismo y ser sanados.
Solo el amor de Cristo puede sanar las heridas y traumas más profundos y este amor que trae salud espiritual, solo puede ser encontrado, conocido y experimentado en la iglesia cuyos ladrillos son los hijos de Dios dedicados constantemente los unos a los otros y no preocupados por lo meramente personal.



“Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros” (1Juan 4:12).



La iglesia le pertenece a Cristo, ningún método funciona sin El, y nuestra tentación siempre actual y por cierto humana es hacernos de un método que excluya nuestra necesidad de conocerle a El de una manera directa, íntima y por su puesto constante.



Cambio de rumbo…



¿Saldremos de Babilonia?
¿Oiremos el llamado del Señor?
¿Reedificaremos las ruinas antiguas?



Lamentablemente muchos han echado raíces en Babilonia y allí permanecerán cautivos de hombres egoístas como en tiempos de la cautividad, llenándose cada vez más de egocentrismo y fracaso.



Los menos oirán la voz del Señor, su llamado, y la recompensa será mayor, porque en su retorno verán a Dios en Sion.
Así ha sido siempre la forma en que Dios trata con la decadencia de su pueblo.
Aunque el llamado es para todos…
Solo unos pocos le responden.



Dios te bendiga.



Sergio Calero
Pastor